Palmeras en la nieve
Jueves, 7 de Enero de 2016
Hosteleriasalamanca.es /Por Eva González
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Palmeras en la nieve es una película apasionante y bella, por sus paisajes, su música, su impecable ritmo narrativo, la verosimilitud interpretativa de sus personajes y por supuesto por la fascinante historia que nos cuenta, basada en la novela de Luz Gabás. Mario Casas, que trae locas desde a adolescentes hasta treintañeras, está guapo en cualquiera de sus escenas: con barba o sin ella, despeinado, con la raya a un lado, con esos horribles pantalones tipo explorador, sudoroso por el sofocante y húmedo calor guineano… Un diez también para el resto de sus compañeros de reparto: Berta |
Vázquez (dulce y misteriosa), la guapísima Adriana Ugarte, la expresiva Macarena García… Palmeras en la nieve es de esas películas que dejan huella, que te llenan; es deliciosa, dura, muy dura en algunos momentos, pero inmensamente bella…
El cine es junto con la gastronomía un vínculo que produce grandes emociones, que ilusiona, entristece, recuerda, enfada, asusta, enamora… Esta película no solo cuenta con los mejores ingredientes, sino que se aprecia que está elaborada con paciencia y delicadeza. En ella se ha sabido crear un buen “fondo”, esa atmósfera envolvente cargada de exotismo, sobre el que se cocina la historia, dando lugar a una obra maestra.
A veces basta con una buena película para dejar a un lado preocupaciones, estrés, agobio y rutina. Tan solo un par de horas –y algunos euros- son capaces de regenerar nuestro chip interno, de envolvernos en una historia ajena, de otro tiempo, que disfrutamos y sufrimos como si fuera propia. Una buena película puede resultar terapéutica. Igual que una humeante sopa de pollo casera tras un frío y lluvioso día de invierno…
Eva González Hernández
Directora de Hosteleriasalamanca.es
eva@hosteleriasalamanca.es
@evasalamanca
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