Combatir el cambio horario: cuando la alimentación es clave
Viernes, 26 de Octubre de 2018
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La noche del sábado 27 al domingo 28 -y aunque ya nos quede poco- volveremos a retrasar el reloj y podremos dormir una hora más. Es decir, a las tres de la madrugada del domingo serán las dos. Una alimentación adecuada puede ayudarnos a conciliar el sueño y a mitigar los efectos de alterar el ritmo circadiano tras el cambio horario.
La recuperación del horario de invierno podría no solo no implicar un mayor descanso, sino más bien todo lo contrario. Esto provoca que muchas personas se sientan más cansadas tras el cambio horario.
Lo habitual es que tardemos entre dos y tres días en reajustarnos. Sin embargo, entre tanto es posible que durmamos peor, experimentemos cambios en el estado de ánimo, y que nuestro rendimiento intelectual y físico disminuya -se estima que nuestra productividad se reduce en las dos semanas siguientes-.
Por fortuna, es posible paliar algunos de estos efectos haciendo algo tan sencillo como comer bien. De hecho existen alimentos que nos ayudarán a combatir la somnolencia, el mal humor, etcétera. Sí, porque lo que nos llevamos a la boca influye en nuestra calidad de vida y de sueño. Y es que el ritmo circadiano también puede sincronizarse con la alimentación y la digestión, ya que es durante el día cuando el intestino se mantiene más activo, precisamente el momento más óptimo para realizar sus tareas de absorción, etcétera. Tal es así, que los cambios horarios en la alimentación pueden ocasionar alteraciones en el ritmo normal intestina y ocasionar problemas gastrointestinales.
Además y según los expertos, el horario de las comidas es tanto o más importante que la cantidad para mantener el peso. Para empezar, deberíamos establecer unas pautas que evitaran que nuestro reloj biológico se alterara todavía más. En el caso de las comidas, lo ideal será adelantar la hora progresivamente los días anteriores al cambio (o a la inversa si lo hacemos después). Empieza por intervalos de 15 minutos y, en todo caso, escucha lo que te dice tu cuerpo. Evitar las ingestas muy calóricas y abundantes antes de ir a dormir será otro punto que nos facilitará conciliar el sueño. Y para ayudarte, nada como el huevo, el queso o el pescado, que nos permitirán aportar triptófano.
Por otra parte, existen una serie de consejos que puedes poner en marcha para mitigar los efectos del cambio horario o para adaptarte a él más rápidamente. Esta semana, por ejemplo, intenta retrasar la hora a la que te vas a la cama quince minutos hasta el domingo. Trata de levantarte también un poco antes.
Si te sientes cansado, no te eches la siesta, lo único que conseguirás, si no estás acostumbrado, es alterar todavía más tu reloj interno. Además, la luz de los dispositivos electrónicos antes de dormir tampoco nos ayudará, pues se trata de falsos soles que generan la falsa sensación de que es de día y nos mantienen despiertos.
En todo caso, es imprescindible comentar que no todos tenemos el mismo ritmo, y que la sincronización con el día y hábitos no son los únicos que lo marcan. Y la edad cuenta: los jóvenes tienen un reloj mucho más fuerte y se recuperan antes. Dicho lo cual y a la espera de una decisión sobre este cambio, trataremos de adaptarnos lo mejor posible y de consultar al especialista en caso de necesitarlo.
Por Acierto.com
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