"Tente, necio" la frase más conocida de nuestro patrón San Juan de Sahagún ¡Aquí todo sobre él!
Sábado, 12 de Junio de 2021
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A su llorada muerte, acontecida el 11 de junio de 1479, dejaba la ciudad de Salamanca completamente transformada, y la vida espiritual de sus oyentes renovada de manera admirable.
San Juan de Sahagún, patrón de la ciudad de Salamanca, nace en Sahagún (León) el 24 de junio de 1430 y es ordenado clérigo en la capital charra. Muere en la ciudad del Tormes en 1479. Sus padres, Juan González del Castillo y Sancha Martínez, no podían tener descendientes. Para lograrlo iniciaron una campaña de ayuda a los pobres, además de realizar novenas, ayunos, obras de caridad y todo lo que estuvo en sus manos hasta que pudieron tener un hijo.
La suerte cambió al quedar Sancha embarazada de Juan, tras llegar a buen puerto las innumerables plegarias elevadas a la Santísima Virgen María. Desde niño encaminó sus pasos al sacerdocio y no a las armas, como su padre deseaba.
Tuvo un papel muy relevante en la historia de la ciudad, ya que actuó como mediador entre los dos bandos nobles enfrentados en Salamanca, el de Santo Tomé y el de San Benito, logrando devolver la paz entre ambos después de varias décadas de enfrentamientos.
Al Santo se le atribuyen muchos milagros, aunque hay que resaltar dos. En el primero de ellos salvó a un niño de morir ahogado. El segundo, muy conocido en Salamanca, fue que hizo parar a un toro bravo que campaba a sus anchas sembrando el pánico. Sus palabras “Tente, necio”, (¡Detente necio!) sirvieron para detener a un morlaco desmandado, el cual obedeció la orden del santo.
Con sus rezos rogó al Señor que librara a la ciudad de Salamanca de la peste negra o tifus mientras él viviera, la cual ni apareció en este tiempo. Un hombre, que tenía una amante, al escuchar los sermones de San Juan de Sahagún en la iglesia de San Blas, decidió apartarse de aquella diabólica mujer, la cual, despechada, exclamó: “Ya verá el tal predicador; yo haré que no termine con vida este año” y mandó echar un veneno en un alimento que el santo iba a tomar.
A su llorada muerte, acontecida el 11 de junio de 1479, dejaba la ciudad de Salamanca completamente transformada, y la vida espiritual de sus oyentes renovadas de manera admirable.
Su humanidad es irrepetible, venerado por Salamanca, sus artes y su Universidad, muestran orgullosas su patronazgo y le rinden un perpetuo homenaje. Muchas personas y vecinos de toda España han seguido los consejos de San Juan y han dejado sus bienes a los pobres.
La escultura, ubicada en la parte posterior de la iglesia de San Juan de Sahagún, que da nombre a la plaza, es obra de Valeriano Hernández Fraile y fue inaugurada el 12 de junio de 2002.
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