30 de enero, Día Internacional del Croissant

La pieza de bollería que goza de mayor reconocimiento a nivel mundial es el croissant. Precisamente, durante la jornada de hoy se celebra su Día Internacional, un buen momento para recordar su origen, su receta y sus múltiples variedades culinarias. Además, os proponemos un establecimiento salmantino en el que encontrar ricos - y caseros- croissants.

El croissant, también conocido como cuernito o medialuna celebra, durante la jornada de hoy, su Día Internacional. Aunque Francia se lleva la fama, en realidad nació como Hörnchen -cuernito-, en Viena para conmemorar el levantamiento del sitio del Ejército otomano a la ciudad en 1683. La historia cuenta que los panaderos, con su trabajo nocturno, propiciaron el descubrimiento de la estrategia invasora, por lo que se les concedió el privilegio de hacer un bollo conmemorativo al que dieron forma de la luna creciente que aparecía en los estandartes otomanos.

Esta deliciosa pieza de bollería se ha convertido en la más consumida del mundo gracias a su crujiente textura, su particular sabor entre dulce y salado y el potente aroma de la mantequilla. Pero lo que ha convertido al croissant en algo único es su versatilidad, perfecto para consumirse casi a cualquier hora del día ya sea acompañado del café por la mañana o combinándolo con ingredientes salados a modo de tentempié. 

Receta de Croissants caseros

Ingredientes para 6-8 personas. 

Para la levadura:

250 gr de harina de fuerza o de panadería (harina 000)

75 gr de levadura fresca

125 ml de agua tibia

Para la masa:

750 gr de harina de fuerza o de panadería (harina 000)

50 gr de azúcar

450 gr de mantequilla

30 gr de sal

agua (la que admita)

Para la levadura:

Comenzad mezclando bien los ingredientes y dejad que fermenten hasta que se forme una masa similar a una esponja.

Para la masa:

Poned la harina sobre una mesa en forma de volcán, dejando un hueco en el centro. Colocad en el agujero 50 gr. de mantequilla, azúcar y sal, incorporando el agua poco a poco hasta formar una masa blanda. Amasad el conjunto durante 10 minutos como mínimo, hasta que adquiera una elasticidad adecuada. Añadid, entonces, la levadura, que tendrás preparada y fermentada, y seguid amasando el conjunto durante 10 minutos como mínimo, hasta obtener una masa lisa, homogénea y elástica. Dejad reposar la masa durante unos 10 minutos.

Colocad la mantequilla restante (400 gramos) sobre papel de hornear y tapad con otro trozo de papel de hornear. Aplastad la mantequilla con la ayuda del rodillo para que formar una lámina alargarda. 

El siguiente paso será estirar la masa con ayuda de un rodillo, espolvoreando con harina y poniendo encima de la masa la lámina de mantequilla. Doblad los extremos de la masa hacia el centro, tal y como se hace con la masa de hojaldre, como si se tratara de un sobre, y después estirad la masa. Continuad doblando los extremos de la masa hacia el centro varias veces, para después volver a estirar con el rodillo suavemente. Dejad reposar la masa un rato cada vez que lo dobles.

El siguiente paso será estirar la masa con el rodillo de modo que de ancho mida alrededor de 40 centímetros. Dividid la masa en dos mitades con ayuda de un cuchillo. Después, cortad triángulos que tengan unos 8 centímetros de base. Cread un pequeño corte en el centro de la base de cada triángulo, de modo que quede un poco abierto. A continuación, enrollad los triángulos desde la base hacia la punta, ensanchándolos ligeramente. 

Colocad los croissants en una bandeja de horno (con papel de horno) con la punta hacia abajo. Dobla los extremos un poco hacia el centro, dándole forma de croissant o media luna. Déjalos reposar el tiempo necesario hasta que doblen su tamaño. Después, pintad la superficie de los croissants con huevo y horneadlos a 225ºC durante 10-15 minutos. Cuando estén listos, sacadlos del horno y si lo deseáis, pintad la superficie con un poco de almíbar.

Rellenos para croissants

Una vez que hemos aprendido a elaborar croissants caseros, es buen momento de rellenarlos con nuestros ingredientes favoritos (también podemos consumirlos solos). Si optamos por ingredientes dulces podemos incorporarles chocolate, nutella, mermeladas, nata, crema pastelera... Si por el contrario preferimos añadir un toque salado, las posibilidades son infinitas: jamón york o serrano, bacon, diferentes tipos de quesos, sobrasada, foie, paté, diferentes tipos de lechugas, huevo cocido picado con atún... ¡Creatividad al poder!