Tras un último gran duelo con Sally, su eterna archienemiga, el jurado premió su originalidad reinterpretando el bocata de calamares madrileño de toda la vida por encima del menú tradicional de la aspirante uruguaya.
Carlos, vendedor ambulante toledano de 24 años sin pelos en la lengua pero con un don natural para preparar los platos más refinados de cualquier carta, se proclama vencedor del programa culinario más exitoso del panorama nacional. Podría parecer el argumento de una película, pero resulta que se trata del resumen de la final de la tercera edición de Masterchef.
Una final que destacó por unas pruebas muy exigentes y que provocaron más de un susto tanto a aspirantes como a espectadores... ¿a quién no se le escapó una exclamación de disgusto cuando Carlos rompió su bomba floral –receta de Jordi Roca– mientras se disponía a emplatarlo para presentarlo al jurado?
A pesar de este desliz –que propició que Sally obtuviese el primer pase a la gran final con un postre que, en palabras del jurado, "rozaba la perfección"–, ni la cuqui de Andrea ni la chispa de Antonio consiguieron superar al de Talavera en el siguiente reto que tuvo lugar en
Sublimotion, el restaurante más caro del mundo cuyos menús cuestan la friolera de 1.700 euros por cabeza y que desató más de un debate en twitter. El plato
infierno de Carlos fue calificado por Abel Matutes (director del Paladium Hotel Group) como "posiblemente la mejor carne que haya probado nunca".
Carlos y Sally, antes del duelo final
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Finalmente, ambos contrincantes se batieron en una reñida batalla final arropados por sus familias y el resto de ex-concursantes. No faltó ni Alberto,
artífice del mítico león come gamba que triunfa por las redes y que ha generado cantidad de memes y parodias. Toda una sorpresa teniendo en cuenta que el aspirante valenciano no quiso participar en
la repesca que ofrecía a los ex-concursantes una segunda oportunidad para volver al programa.
A pesar de que la reinterpretación del postre de cerezas mon chéri de Sally fue muy alabado en la cata final, fue Carlos quien conquistó los paladares del jurado con su original y arriesgada revisión del bocadillo de calamares.
No cabe duda de que Masterchef ha encontrado la receta del éxito y ha sabido exprimirla al máximo. Desde un minucioso trabajo de casting para seleccionar no sólo a buenos cocineros, sino a interesantes personajes, hasta unas pruebas de grupo que bien podrían compararse a la más épica de las batallas. Así, sí se despierta el apetito del espectador.