Un año para recordar: Mis 10 mejores bocados

Miércoles, 15 de Enero de 2014
Hosteleriasalamanca.es/ Por Eva González
Eva González Hernández, periodista gastronómica Salamanca Porque hay platos que no se olvidan, os cuento los mejores que he probado a lo largo del 2013, como la refescante limonada de coco que descubrí en Cartagena de Indias, el delicado atún rojo de El Campero o -por qué no- los huevos fritos con patatas de mi abuela. Comenzamos este personalísimo recorrido gastronómico...

Limonada de coco (Cartagena de Indias, Colombia), en un conocido restaurante de este hermoso enclave colonial, repleto de magia e historia, no tuve la suerte de elegir el mejor plato de la carta. Así que me conformé disfrutando de la bebida más refrescante que jamás he probado: una limonada preparada con limas, azúcar, leche de coco y mucho hielo picado. A pesar de los numerosos intentos por reproducirla una vez en España, aún no lo he logrado. Seguiré perfeccionando...

El cocido de mi madre: Ya he alabado en alguna ocasión alguno de los platos de mi progenitora, como su guiso de callos. Sin embargo, os confieso que recientemente he podido recuperar el sentido del gusto y del olfato, ausentes durante un largo y fuerte resfriado, gracias a este reconfortante puchero materno. Sabroso, con los garbanzos -de Fuentesaúco- en su punto, sus judías verdes, sus rellenos ligeramente compactos -como a mí me gustan- y su compango: morcillo, pie de cerdo y longaniza. Un plato único que me apetece en cualquier época del año.

Pargo frito (Curazao, Antillas holandesas, Caribe): una pieza de pescado fresquísima, acompañada de remolacha, arroz hervido y lima. Lo descubrí en una bella terraza ubicada junto al puente flotante de la Reina Emma. Una peculiar obra de ingeniería construida a finales del siglo 19 sobre la Bahía de Santa Ana, en Willemstad, capital de la isla de Curazao. Es un puente peatonal que une las dos orillas de esta pintoresca ciudad y que se abre para dar paso a los barcos que se adentran en en el canal. Bellísima localización aderezada por un memorable y sencillo plato.

Surtido de nigiris (Kabuki, Madrid): El hecho de acudir a Kabuki acompañada de un carnívoro estricto no me impidió deleitarme con su extenso menú degustación, que uno decide en qué punto finaliza para dar paso a los postres (¡qué responsabilidad!). El lugar me sorprendió por sus reducidísimas dimensiones, pero el banquete mereció la visita. Ostras, navajas con vinagreta de yuzu, tartar de atún con soja y el popular sushi de Ricardo Sanz, con su tiernísimo nigiri chu toro, un corte muy apreciado por los nipones, que se encuentra debajo de la ventresca, y uno de sus clásicos que me encanta: el nigiri de pez mantequilla con trufa.

Platos 2013 de Eva González Salamanca
De izda. a dcha. y de arriba a abajo: Pargo frito en Curazao, nigiris de Kabuki (chu toro y de pez mantequilla con trufa), guacamole con totopos de Punto Mx, Té Chai con especias y Bocado nórdico de Tickets

Huevos de corral con patatas fritas caseras (Tarazona de la Guareña, Salamanca) Mi abuela paterna nos deleitó un año más con su plato estrella. Todo natural: patatas procedentes de la huerta familiar, ubicada a las afueras del pueblo, y hermosos huevos del corral de la Señora Anuncia, vecina y buena amiga de la familia. Pronto repetimos.

El mejor guacamole con totopos (Punto Mx, en las Tapas de Gonzalo) Roberto Ruíz, jefe de cocina de este restaurante mexicano de moda en Madrid, defiende la esencia de la cocina de su país. En Punto Mx el guacamole se prepara al momento, en un gigantesco mortero de piedra volcánica, traído directamente de México. El aguacate, maduro y de buena calidad, se maja y se adereza con chile serrano, cilantro fresco, sal, zumo de lima y un toque de aceite de aguacate, que potencia su sabor. Se sirve con totopos, esas finísimas tortitas de maíz frito que aquí denominamos "nachos", su nombre tex-mex .

Bocado Nórdico (Tickets, Barcelona): El gastrobar Tickets ha estrenado estrella en la edición 2014 de la Guía Michelín. Su bocado nórdico es uno de los platos que pueden integrar su menú degustación, que cada camarero compone según la carta y los gustos del cliente. Es una tapa que sorprende por su aspecto, colorido por la cebolla roja encurtida, y cubierto de blanquísimo polvo de vinagre, que simula la nieve. Una crujiente base de pan de malta, sabrosos dados de solomillo de buey ahumado y eneldo fresco completan este evocador plato, que tuve el placer de compartir con mi madre durante nuestra escapada veraniega a la Ciudad Condal.

Sashimi de ventresca de atún rojo de almadraba (el Campero, Barbate) Siguiendo la recomendación de un compañero, en nuestra última visita a Cádiz -y digo última porque siempre es buen momento para regresar a esta fabulosa provincia- visitamos un restaurante de Barbate que tiene la fama de preparar el mejor atún rojo de almadraba: El Campero. De todo lo degustado (ensalada con tataki de atún rojo, tartar de atún rojo...) me quedo con el sashimi de ventresca, que muy amablemente me recomendó el camarero; una pieza exquisita, suave, melosa y de profundo sabor. ¡Imborrable!.

Ponche de huevo (Berlin), es un económico remedio para luchar contra el gélido clima berlinés. Elaborado a partir de huevo, leche, vainilla, azúcar y ron, lo descubrí recientemente en uno de los más de cincuenta mercadillos callejeros que inundan Berlin en Navidad. De textura ligeramente cremosa y gran carga alcohólica, este cóctel caliente, muy popular entre las féminas, se sirve en una gruesa jarra de cristal, que debes devolver a la barra para recuperar el depósito en metálico que te exigen al comandar. Una bebida agradable y reconstituyente que se puede tomar con un buen copete de nata montada.

Mi té chai: Esta lista tenía que culminar con una creación propia, a la que estoy enganchada desde hace varios meses: el té chai. Siempre que estoy en casa, sobre las 7 de la tarde comienzo mi pequeño ritual; mezclo a partes iguales leche entera fresca y agua, y lo pongo a hervir en un cazo sobre el fuego. Añado una corteza de limón, otra de naranja, un palito de canela en rama y media cucharilla de jengibre fresco rallado. Dejo que llegue a ebullición y lo vierto en la tetera para que repose durante unos minutos e infusione con el té. A mí me gusta mucho una variedad de té negro paquistaní con especias (cardamomo, vainilla, corteza de naranja...) o el Rooibos, de origen sudafricano y sin teína, ¡así puedo dormir por la noche sin problema!.

Eva González Hernández
Directora de
Hosteleriasalamanca.es
redaccion@hosteleriasalamanca.es
@evasalamanca


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Comentarios

Maria José
Jueves, 16 de Enero de 2014
A mi tambien me encanta el paquistaní y el mejor que he probado hasta ahora es la mezcla de Teashop.

 


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