Mis mejores bocados viajeros del 2014

Jueves, 8 de Enero de 2015
Hosteleriasalamanca.es /Por Eva González
Eva González Hernández, periodista gastronómica Salamanca

Os desvelo los mejores platos que he probado a lo largo del 2014, principalmente en mis viajes, dentro y fuera de nuestro país. Bocados que no olvidaré con facilidad y gracias a los cuales mi experiencia resultó aún más enriquecedora. Comienzo este personalísimo recorrido gastronómico...

Pastela de pollo (Restaurante Arabia, Puerto Banús, Marbella)

Llevaba años queriendo probar este típico plato marroquí, de aspecto similar a una empanada, pero elaborado con pasta filo. Tenía mis dudas, pues es un plato salado con notas dulces, ya que la pastela se baña con azúcar glass y canela una vez horneada. Sin embargo, el plato me fascinó: masa fina y crujiente, un sabroso relleno de pollo condimentado con azafrán, cúrcuma y un toque de azahar y un agradable regusto dulce final. ¡Un gran hallazgo!.
Curiosa por cierto la servilleta de este elegante espacio: una diminuta pastilla blanca que al contacto con el agua crece y se convierte en una servilleta húmeda de algodón biodegradable.

Arroz con plancton (Restaurante BistrEau by Ángel León, Hotel Mandarin Oriental, Barcelona)

Hace apenas unos meses que Ángel León abrió sucursal en la ciudad condal, en el lujosísimo hotel Mandarín Oriental, ubicado en pleno Paseo de Gracia. Bistreau ofrece algunos de los platos más reconocidos del cocinero gaditano, como sus embutidos de mar; lomo, butifarra y chorizo, elaborados con albur o mújol y acompañados de focaccia de algas, o su Arroz cremoso de plancton marino con calamares y ali oli, único en el mundo, pues Ángel ha sido pionero en la utilización del plancton con fines culinarios. Un risotto de intenso color verde y potente sabor a mar; cada bocado es una explosión de yodo, algas, sal, rocas, percebes, ostras… el mar en su conjunto en un bocado. Puro, sorprendente, intenso, inolvidable.


Kreplaj (Rte. La Crespo, Buenos Aires, Argentina)

Un plato con historia, perteneciente al recetario tradicional de la comunidad judía ashkenazi, que emigró desde Europa a Argentina durante la primera mitad del siglo XX. Su aspecto es similar a la pasta rellena italiana, sin embargo su masa es mucho más fina y tanto su relleno como la salsa que lo acompaña siempre son los mismos: relleno de queso con salsa de crema de leche o relleno de ternera con salsa de mantequilla y cebolla. Son pocos los restaurantes que ofrecen kreplaj en sus cartas y La Crespo, ocupa sin lugar a dudas el primer puesto del podio para los bonaerenses. Para mí no solo fue un delicioso plato casero bien ejecutado, supuso probar una muestra de la coquinaria humilde y contundente típica de la Europa de la escasez y de las grandes guerras, probar un plato que ha viajado en la memoria de un pueblo y que hoy en día, transmitido de madres a hijas, aún subsiste para permitirnos saborear un bocado de historia. Una experiencia mágica.

Quesos italianos (Milán, Italia)

En mi última visita a Milán volví a degustar los fabulosos quesos italianos. Adoro sobre todo los de pasta blanda: la mozzarella de búfala, la ricotta, el mascarpone, (tres de los más conocidos en nuestro país) la burrata (similar a una mozzarella pero con corazón más cremoso), el squacquerone (cremosísimo, con sabor a leche, e ideal para untar sobre una rebanada de pan tostado, con aceite virgen extra y rúcula), la stracciatella (fibrosa y suave), la torta di noci (un queso con personalidad propia, elaborado con mascarpone, gorgonzola y nueces)… Algunas de estas delicias lácteas pueden encontrarse en tiendas especializadas y delicatessen de nuestro país, e incluso las más populares, como la burrata y la mozzarella de búfala en supermercados. Un más que digno plato principal de cualquier comida con el que revivir el viaje a un país de gourmets, amantes de la cocina tradicional, con productos de temporada, una cocina sencilla y ligera.

Quinotos en almíbar (Victoria, Entre Ríos, Argentina)

Un improvisado viaje a la ciudad de Rosario, nos llevó a conocer Victoria, un pequeño pueblo a orillas del río Paraná. Allí en una de sus principales plazas se encuentra el denominado “Club trabajo y placer”, un peculiar edificio, visiblemente deteriorado y detenido en el tiempo, pero con ese exótico encanto que provoca el misterio y la decadencia. Almorzamos en solitario en uno de sus destartalados salones, a base de pescados de río en papillote. De postre, la cocinera nos sirve lo que supuso una auténtica revelación: ¡quinotos en almíbar casero! Absolutamente memorables.
Lo que en Argentina se conoce como quinotos son en realidad los kumquat, esas mini naranjas de piel comestible y sabor ácido. Mientras que en España se encuentran en pequeñas cantidades y a precio elevado, en Argentina el naranjo enano es un arbusto muy común, que muchas familias tienen en el jardín o el balcón de su casa. Lo más sencillo es comerlos tal cual, como si fueran una cereza, sin pelarlos y teniendo siempre la precaución de extraer sus grandes pipos. También se preparan mermeladas y confituras con ellos. La que suscribe escondió en su maleta en el viaje de vuelta un puñadito de quinotos, que llegaron a España bastante enteros. Al día siguiente se transformaron en una delicada mermelada, perfecta acompañante durante las semanas posteriores de tostadas, foie y quesos.

Pero tampoco puedo olvidar otros grandes bocados que he degustado durante los últimos doce meses, como el Ají de gallina del restaurante peruano Virú (Madrid), las cápsulas de Nespresso "Masala Chai" que adquirí en Berlín, un café aderezado con especias del típico té chai (clavos, anís y canela), que me ha reconfortado en las tardes más frías del invierno, la multitud de vinos dulces, semidulces y frizzantes (Yllera, Sol de Reymos, Enrique Mendoza...) con los que he maridado mis rutas de tapas y algunas cenas en casa y por supuesto el pisto y la tortilla de patatas de mi madre, que aunque no son viajeros siempre me hacen volver al hogar. Finalizo con una creación propia, en este caso navideña, ¡mi riquísimo roscón de reyes casero!, de masa jugosa y aromática, bañada en almíbar de azahar y relleno de nata montada hecha también en casa, un dulce que me supuso un día completo de elaboración, ¡pero una gran satisfacción!.

Eva González Hernández
Directora de
Hosteleriasalamanca.es
redaccion@hosteleriasalamanca.es
@evasalamanca


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