Carta al ciudadano José Luis Rodríguez Zapatero

Don José Luis: No lo tome como una falta de respeto por favor. Usted estará de acuerdo conmigo que antes que su condición y cargo, es usted ciudadano como yo y como casi cincuenta millones más de seres entre españoles nativos y otros venidos de fuera que habitamos España. No seré yo quien ponga en duda su respetabilidad como Presidente de mi Gobierno. Debo aclarar cuanto antes Don José Luis que tampoco voy a mencionar en ninguna ocasión la política, los idearios o los colores. No va por ahí la cosa. Manifiesto también mi máximo respeto por la opción por usted elegida y, por esa misma razón, es por lo que únicamente me dirijo al ciudadano Rodríguez Zapatero como podría hacerlo a mi vecino. Espero que se me entienda y, sobre todo, espero que quiera entenderme, posiblemente, el hombre más poderoso de España en la actualidad. Soy empresario autónomo como otros tantos miles en este país, y al igual que ellos, siento, diría que sufro, la tremenda soledad que me invade cuando, a diario veo los resultados de mi

negocio. Como a todos me alcanzan las consecuencias del momento actual. Pero esa soledad no es exclusiva. La sufren los casi cuatro millones de parados que pululan las calles de España, la sufren miles de padres de familia que no saben ya que decir a los suyos ni tampoco qué decirse a si mismos. La sufren los empresarios que se ven obligados a apearse de la enorme montaña de tantas y tantas ilusiones depositadas en su trabajo y esfuerzo. La sufren miles de madres viendo pelear duramente a sus hijos en edad laboral pero sin trabajo y ya no digamos nada, de los que, aún niños, no saben, no adivinan, aunque si perciben que algo no está bien.

Usted sabe que podría seguir poniendo ejemplos a miles y algunos temerarios. Trabajadores que ven acercarse el fin de sus contratos y saben a ciencia cierta que no serán renovados, subsidiarios del desempleo que ven acercarse el fin de su subsidio, expedientes de regulación de empleo, etc. etc.

Imagino que su soledad, la de usted Don José Luis, no es menos dura e incierta. Imagino que ha de estar pasándolo mal, muy mal también. Imagino que tampoco duerme tranquilo por las noches dándole vueltas y más vueltas a lo que se le ha venido encima y... sin esperarlo. Porque me consta, nos consta a los españoles que usted no esperaba esto, como se dice en castizo, “ni de coña”.

Yo, ya mayor, casi en la jubilación, no le puedo dar consejos al Presidente del Gobierno, tampoco me atrevería, pero sí puedo dárselos al ciudadano Rodríguez Zapatero igual que lo haría también con mi vecino y por eso, aun con todos los riesgos de no ser ni siquiera leído, allá voy.

Ármese de valor, olvide los colores, aparque la política a un lado, que ya habrá tiempo para ello, y póngale solución al problema. No se quede usted ni un minuto más estático, no espere ya más. Ante sí tiene un verdadero reto, posiblemente el más incierto de su vida y el enorme dedo de la responsabilidad, diría de la Historia, le apunta únicamente a usted.

Se lo debe a los que le votaron y a los que no lo hicimos, se lo debe a los que confiaron en usted un día, se lo debe a las 800.000 familias españolas que tienen a todos sus componentes en paro, se lo debe a los millones de empresarios que no saben como llegarán al próximo fin de mes, se lo debe a los pensionistas que ven peligrar su sustento, se lo debe a tanto inmigrante que vio en España y en usted su salvación y la de los suyos, se lo debe usted a su familia, a sus ancestros, a sus hijas, se lo debe usted a si mismo, a su propia ética y profesionalidad, se lo debe a sus propias promesas y augurios, se lo debe a España Don José Luis y, perdóneme que me salga de la línea utilizada hasta ahora para adentrarme un momento en lo esotérico... Se lo debe usted a su propia conciencia.

Juan Santamaría
Chef Director
Restaurante Cala Fornells
Salamanca