Jóvenes y vino: pareja o separación

España es uno de los principales productores de vino del mundo. Es el primero en superficie de viñedo y elabora los mejores vinos relación calidad-precio del mercado internacional. En nuestro país el vino genera empleo y riqueza como pocos sectores. Fija población rural y es un sector lleno de gente buena y honradez. Ni Bárcenas, ni los de los ERE, ni Urdangarín, ni Mario Conde, ni José Bretón, ni Paquirrín tienen relación con el sector... Lo dicho, la gente del vino es buena gente.

¿Por qué entonces el consumo interno no deja de caer año tras año? Estamos en 14 litros por habitante y año, cuando hace un par de décadas estábamos en casi 50. Muy lejos de lo niveles de consumo de países mucho más modernos, avanzados y cultos que el nuestro, como Alemania, Francia o Reino Unido.

El vino es cultura, placer y glamour, pero también un alimento básico que enriquece la tan alabada dieta mediterránea. Entonces, ¿qué sucede?, que quizá no todo se está haciendo bien. Y nada tiene que ver con la crisis.

Nuestro políticos festejan su corruptelas con buenos vinos (mejor dicho, caros), pero no tienen ni idea del sector y como políticos tampoco inteligencia y sensibilidad. Meten en un mismo saco el whisky, la ginebra, el ron, el tabaco... y el vino; y prohíben toda publicidad vinícola en televisión y acontecimientos deportivos. Menudo disparate, inversamente proporcional a su cerebro. Ni piensan, ni saben, ni se preocupan por un sector clave para nuestra economía, para nuestra alimentación saludable, clave para la cultura, la historia y el placer del país, clave para la tan cacareada marca España en el exterior. ¡Brindemos por su inteligencia y estupidez!

Y en esto, ¿qué papel juegan los jóvenes?

Aquí tampoco se está haciendo bien. Y la culpa hay que repartirla. Los jóvenes prefieren la cerveza y otros alcoholes varios y nadie del sector parece hacer nada para remediarlo. Y la cantera hay que cuidarla.

Las culpas se reparten, además entre las "mentes brillantes" descritas anteriormente, continuando por las bodegas que hasta la llegada de la crisis no se habían preocupado de hacer vinos y precios asequibles a los jóvenes. Y cuando se dan cuenta se encuentran que los italianos hace tiempo que se adelantaron con su Lambrusco. Pero intentemos aprovechar esto.

Muchos jóvenes hacen su entrada en el mundo del vino comenzando con una bebida frizzante , continúan por el calimocho, tinto de verano o blancos dulces y terminan consumiendo vino. El sabor les es familiar, les gusta. Y en el peor de los casos siguen bebiendo Lambrusco, rebujito, vin-tonic o vino con cebolla y pepinillos, vaya usted a saber...

Otra culpa la tiene la hostelería, los restaurantes y los sumilleres con delantal de cuero sado. El problema que se encuentran muchos jóvenes cuando llegan a un restaurante para una cena con su chic@ y el camarero-sumiller les hace un examen de tercero de enología de la Universidad de Burdeos y les pregunta si desean un Rioja o un Ribera (puto tópico aún tan común), si desean tinto roble o crianza o si prefieren tempranillo o garnacha. Desde ese preciso momento, la cerveza ha ganado dos nuevos adeptos para su causa y la pareja cuando vea una botella de vino dará un rodeo para no contaminarse de esnobismo y tontería.

¡Hagámoslo más sencillo! La cerveza no se vende con falso glamour y ampulosidad; no pregunta nada a quien la pide. Se vende con la felicidad como bandera y la anuncia Casillas (que se jubile ya!) o el grupo o guap@ de moda. Eso sí, anuncios que los políticos sí permiten en cine y tv, mientras que los del vino no. ¿Hay algún absurdo mayor? Es incongruencia digna de su neurona unipersonal. ¿Es más sana, más rica, más saludable la cerveza que el vino?. Está claro que no.

El vino es un maravilloso placer que tenemos que descubrirle al público joven y hacérselo cercano, accesible porque no es caro, y que puedan disfrutar de la bebida más culta y noble desde la aparición de la humanidad. Esos sí, hay que hacérselo sin tanta retórica, ostentación de conocimientos y gilipollez.

CATAR, VIAJAR, BESAR

Y como es habitual, tres vino-consejos que os harán llevar mejor los rigores veraniegos con momentos que, con buenos vinos, se convierten en únicos.

Mi sugerencia para CATAR es una fresca novedad llamada El Tesón. No soy imparcial, pero desde el Bierzo llega este coupage único y audaz de Mencía y Pinot Noir elaborado por Raúl Pérez, el enólogo más mediático del mundo (Wine Adwards, 2014). Pura magia es este tinto de corte borgoñón que se define con tres palabras: elegancia, elegancia y elegancia.

Para VIAJAR nada mejor que a las Rías Baixas con la nueva añada de Pazo Señorans, el excelente albariño de Marisol Bueno. Albariño puro y fragante que sale año tras año con asombrosa regularidad en lo más alto. Manzana, membrillo y cáscara de limón en una copa que te transportará al corazón más fresco de Pontevedra, con el mar acariciando tu paladar. Y si tienes berberechos, ni te cuento.

Y para BESAR bajo las noches de estío nada mejor que un champagne de Bouzy como André Clouet Grande Rèserve. Puede ser amante perfecto de tu boca acariciando el resto de sentidos con su fina burbuja. Comparte sus aromas de pan recién horneado, brioche y frutos secos al amanecer. Con el champagne sucede que nuestra condena es no poder disfrutarlo todos los días. Es como tener miedo de la oscuridad cuando uno ha visto las estrellas.

Uff...

Vuestro sumiller
Luis Miguel Fernández
Experto en vinos.