En primer lugar, cortamos la berenjena en rodajas no muy finas para que actúe como placa de pasta para hacer la lasaña y le añadimos sal. La dejamos reposar unos 40 minutos para que suelten parte del agua que contienen.
A continuación, pasamos las rodajas de lasaña por agua fría y las escurrimos. Añadimos las rodajas de berenjena a una sartén con aceite de oliva y freímos hasta que queden doradas. Las apartamos hasta el montaje final de la lasaña quitándoles el exceso de aceite.
Escaldamos los tomates y los picamos en trozos grandes. Cortamos las cebollas y los dientes de ajo muy finos. Salpimentamos la carne, y apartamos los ingredientes por separado.
El siguiente paso será introducir las cebollas y el ajo a una cazuela y pocharlo. Echamos la carne de cordero a la cazuela y le añadimos menta, perejil picado y una cuchara de canela molida para sofreírlo durante 5 minutos a fuego lento sin dejar de remover. Añadimos tomate y un chorrito de vino blanco, hasta que quede una salsa compacta. Aproximadamente unos 15 minutos.
Al montar la mousaka, engrasamos el fondo de la fuente con aceite sobrante de freír la berenjena y ponemos una capa de rodajas. Encima de la capa echamos la mezcla con la carne, más bechamel. Repetimos hasta tener dos pisos, y rematar con bastante bechamel. Echar en la última capa queso para gratinar.
Introducimos al horno unos 20 minutos a 180º, con los últimos 5 minutos con gratinador para que quede crujiente. Adornamos con un poco de orégano y un trocito de queseo feta.
Y ahora, a disfrutar de una de las recetas más famosas de la cocina griega con ingredientes muy mediterráneos.
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