En primer lugar se corta el bonito en rodajas de unos 3 o 4 cm de grosor.
A continuación se hierve durante 20 minutos en agua con sal (añadir 100 gramos de sal por litro de agua).
Tras finalizar su cocción se coloca sobre una cama de papel absorbente, que se irá cambiando cada cierto tiempo (normalmente se cambia cuando se nota mojado), hasta que esté bien escurrido y seco.
Una vez bien seco el bonito, se quita la piel y las espinas. Se trocea y se va colocando en los tarros, para a continuación cubrirlos con aceite. Tapamos los tarros, asegurando que quedan bien cerrados y los ponemos para hacer el vacío en una cazuela con agua durante 45 minutos, vigilando que el agua no se agote. Si vemos que el agua se va acabando, hay que tener preparada agua caliente para ir añadiendo de manera que no cortemos la ebullición.
Pasados los 45 minutos, dejamos reposar los tarros y los conservamos en un lugar seco, fresco y oscuro.
Recomendación: no consumir antes de 6 u 8 meses.
Más recetas con pescado
- Ver receta de Pimientos del piquillo rellenos de bacalao
- Ver receta de Salmón del Tormes
- Ver receta de Paté de anchoas con pimiento de piquillo