Para la masa:
Antes de empezar, hay que tener en cuenta que es muy importante que los ingredientes sean de buena calidad, sobre todo, los huevos. Además, todos los ingredientes han de estar a temperatura ambiente para evitar que la masa se corte (incluida la mantequilla).
Una vez dados los consejos previos, nos ponemos en marcha con la masa: batimos durante 10 minutos el azúcar con la mantequilla hasta que blanquee y se forme una masa cremosa. Añadimos los huevos y seguimos batiendo hasta que esté todo bien mezclado. Por otra parte, tamizamos la harina para evitar que se formen grumos y la sumamos poco a poco a la masa anterior. También podemos echar un poco de canela en polvo –al gusto, entre una o dos cucharaditas-. Lo amasamos todo con las manos, pero ¡cuidado! No tenemos que amasar en exceso, pues la mezcla se podría quedar demasiado dura. Hay que amasar hasta que veamos que todos los ingredientes se han integrado correctamente. No pasa nada si se nos pega a los dedos, porque habremos de dejar reposar la masa en la nevera, envuelta en papel film, al menos, durante 30 minutos (cuanto más tiempo, mejor). Eso sí, antes de utilizarla hay que sacarla media hora antes para que se temple.
Para dar forma: Es importante no usar nada de harina en el proceso de la forma. Con estirar con un rodillo es suficiente –si la masa está entre dos hojas de papel vegetal, tendremos mejores resultados-. Cuando tengamos un grosor de unos 5-7 milímetros, podremos coger el molde y empezar a cortar la masa con la forma que deseemos. Las colocamos en una bandeja forrada con papel vegetal –máximo ocho galletas por tanda para evitar que se forme un pegote-.
Metemos la bandeja en el horno que antes habremos precalentado. Las dejamos durante 15-20 minutos a unos 170 grados –el tiempo y la temperatura dependen del horno-. Retiramos cuando notemos que están blanditas, más doradas por el centro y algo más oscuras en los bordes-. Cuando las saquemos, las dejamos cinco minutos en la bandeja para no quemarnos y, por último, las pasamos a una rejilla para que se enfríen también por la parte de abajo.
Ya secas y frías completamente, podrás decorar las galletas como prefieras. En nuestro caso, utilizamos fondant con colorante naranja para las galletas de calabaza, y azúcar glass para las galletas de esqueleto.
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