- Preparar los materiales: Asegúrate de que todos los utensilios y recipientes estén bien limpios. Usa un frasco de vidrio para la fermentación.
- Agregar los ingredientes: Vierte la leche en el frasco de vidrio y añade los granos de kéfir.
- Mezclar y cubrir: Remueve suavemente la mezcla con una cuchara de plástico o madera (evita usar metal). Cubre el frasco con un paño limpio o una gasa y asegúralo con una banda elástica. Esto permite que el kéfir respire mientras se fermenta.
- Fermentar: Deja el frasco a temperatura ambiente, en un lugar oscuro, durante 24-48 horas. El tiempo de fermentación depende de la temperatura ambiente y de cómo te guste el kéfir (más o menos ácido).
- Colar el kéfir: Una vez que la fermentación esté completa, cuela la mezcla con un colador de plástico o acero inoxidable para separar los granos de kéfir del líquido fermentado.
- Guardar y usar: Transfiere el kéfir de leche ya fermentado a una botella o frasco limpio y guárdalo en el refrigerador. Puedes consumirlo inmediatamente o dejarlo enfriar más si lo prefieres.
- Repetir el proceso: Los granos de kéfir que colaste se pueden usar nuevamente. Simplemente enjuágalos suavemente con agua filtrada (si es necesario) y repite el proceso con un nuevo lote de leche.
Sugerencias para servir:
- Tómalo solo, como bebida.
- Agrégalo a batidos y smoothies para un extra de probióticos.
- Úsalo como base para salsas y aderezos.
- Mézclalo con frutas, semillas y granola para un desayuno nutritivo.
¡Disfruta de tu kéfir de leche casero y de sus numerosos beneficios para la salud!
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