Aula de Cocina

Fuente: Hosteleriasalamanca.es 
Por Eva González

Paella mixta, risotto de jamón y champiñones, ensalada de lentejas, helado de tocinillo, flan de chocolate y queso, crema de arroz con leche... todos esos ricos platos y muchos más son los que han aprendido a elaborar los trece alumnos de la segunda edición del “Aula de Cocina”. Una iniciativa puesta en marcha por Ayuntamiento de Salamanca en colaboración con la Asociación de Amas de Casa.

 

"¡Trae pa’cá que lo hago yo!" era la frase más repetida por los alumnos de Javier Prieto y David Martín, los jovencísimos profesores -pero profesionales como la copa de un pino- de este peculiar grupo de mayores de 60. Una servidora estaba gratamente sorprendida, nunca había visto una clase tan participativa, con tan buen humor y ganas de aprender.

Para este grupo no había impedimentos ni se les ocurría pronunciar la frase “no sé” o “no puedo”; cada actividad era un derroche de energía y un dar “el todo por el todo”. “Desde luego que así da gusto”, comentaban Javier y David satisfechos de cómo había ido el transcurso de la jornada. Dcha: Preparando entre todos la paella

Han sido doce horas las que han compartido este grupo de mayores, tiempo más que suficiente para aprender a desenvolverse solos en una cocina e incluso para agasajar con originales platos a sus familiares y amigos.

Tras una primera hora teórica donde con gran interés anotaban las instrucciones que los “profes” les iban dando, todos abandonaban la clase, se ponían sus atuendos para cocinar (gorrito y mandil) y se dirigían hasta las cocinas de la Fonda Veracruz en donde cada día han preparado diferentes comidas. Modos de cocinar legumbres, carnes, pastas, tortillas, cocina sana con conservas e incluso cómo aprender a limpiar el pescado –aspecto que no les emocionó tanto como el resto -, han sido los puntos básicos de un temario que pretendía instruir una cocina sencilla, equilibrada y adaptada a las diferentes estaciones del año. Izda: Todos colaboran en la elaboración de los platos

Las cuatro mujeres y los nueve hombres del grupo han disfrutado “como enanos” prueba de ello es que la puntualidad ha sido la máxima del curso, como comentaba Javier “llegan un cuarto de hora antes de que empiece la clase, cuando nosotros llegamos ya están todos sentados y deseosos de aprender”.

Elaborando el helado de tocinillo

Ginecólogos jubilados, amantes de la fotografía, amas de casa... un heterogéneo grupito de mayores que ha dejado muy alto el listón para futuras ediciones, que ha dado fe de que el aprender se puede practicar a cualquier edad y de que la ilusión por las cosas es el secreto para disfrutar de una vida plenamente satisfactoria.