Saboreando Italia: Milán

Desde el aeropuerto de Valladolid parten cada semana dos vuelos directos a Milán, son apenas cuatro horas (una de autovía, otra previa al embarque y dos de avión) las que separan a los salmantinos de una urbe que esconde grandes secretos gastronómicos.

Es un icono de la alta costura, con una majestuosa catedral de mármol y cuenta con un sinfín de actividades culturales (exposiciones, teatro, ópera, conciertos…), pero Milán también posee otro atractivo que el turista no debe pasar por alto: su gastronomía. Un fin de semana largo es suficiente para tomar un primer contacto con la ciudad y dejarse atrapar por su encanto culinario.

Quizás la primera parada nada más aterrizar en Milán es su centro histórico, protagonizado por el Duomo, una de las catedrales góticas más grandes del mundo. Próximo a él, la Gallería Vittorio Emmanuele alberga bajo sus lujosas cúpulas boutiques de alta costura, exquisitos restaurantes y cafeterías, que emanan ese inconfundible aroma del café expresso recién hecho.

Esta galería comercial desemboca en la Plaza de La Scala, que debe su nombre al teatro que la preside, y es justo en una estrecha calle que parte de esta plaza, en Luini, donde el turista puede descubrir el sabor del auténtico panzerotto italiano, un tentempié similar a una empanada, frito en aceite de oliva y relleno habitualmente de mozzarella, tomate natural y hojas de albahaca fresca.

Además del panzerotto los milaneses calman el apetito de media mañana con otros sustanciosos bocados, como los arancini di riso, croquetas de arroz con vegetales y carne, o la focaccia, ese delicioso pan plano horneado, terminado con aceite de oliva y coronado con variados ingredientes: tomatitos cherry, láminas de cebolla y de patata, aceitunas verdes…

La pizza es el buque insignia de la cocina italiana y el producto más internacionalizado y versionado. En Milán se puede disfrutar de una pizza de calidad en casi cualquier establecimiento: restaurantes, pequeños puestos a pie de calle y cadenas de precio asequible como Spizzico o Rossopomodoro. Ésta última, que cuenta con varias sucursales en el centro, elabora una sugerente pizza en horno de leña con mozzarella de búfala.

En el atardecer, cuando la jornada laboral ha finalizado en la city, numerosos ejecutivos relajan las tensiones del día en la denominada “Happy hour”, una franja horaria que abarca desde las cinco hasta las nueve de la noche. Durante la misma cafés y bares ofrecen un buffet libre de picoteo; pizzas, focaccias y canapés se maridan –al aire libre si el tiempo lo permite- con un cóctel o con una copa de champán, en ocasiones amenizado con música en vivo, como ocurre en el Samarani Café, muy próximo a la plaza del Duomo.

Cocina tradicional y quesos, muchos quesos

La Cotoletta a la milanesa (filete de ternera empanado), el Ossobuco a la milanesa y el Risotto a la milanesa (aderezado con azafrán) son quizás los tres platos por los que tradicionalmente se ha conocido la gastronomía de Milán. Sin embargo, existen otras elaboraciones más clásicas y menos populares que rescatan el sabor de la cocina de antes, de los guisos elaborados durante interminables horas a fuego lento. La Trippa y la Cassoeula son dos exponentes de la coquinaria del norte de italia, el primero es un guiso de callos de ternera en una suave salsa de tomate, el segundo es un puchero invernal que incluye en su composición variadas verduras y carnes.

Pero sin duda donde más se puede apreciar la riqueza gastronómica milanesa es en sus múltiples mercados callejeros, que cada día despliegan sus puestos en un barrio diferente de la ciudad. Coloridas frutas y hortalizas, carnes, productos de panadería y pescados frescos abarrotan estos grandes mercadillos al aire libre y comparten pavimento con menaje y textiles varios.

Capítulo aparte merecen los quesos, aptos para todos los gustos: suaves, cremosos, ahumados, picantes…. Entre ellos el Parmigiano reggiano, que cuenta con denominación de origen protegida, la Scamorza, con su característica forma de calabaza, la suculenta Torta di noce, elaborada a partir de mascarpone, gogonzola y nueces, o la delicada Burrata, una mozzarella fresca rellena de cremosa nata.

La noche milanesa

El anochecer despierta los encantos de los Navigli, principal puerto fluvial de la Italia decimonónica, del que hoy apenas perduran un par de canales: el Naviglio Grande y el Naviglio Pavese. Sus riberas, con cierto aire parisino y nostálgico, se han convertido junto con el barrio de Brera, en uno de los puntos calientes de la vida nocturna milanesa. En los últimos años decenas de restaurantes y pubs han abierto sus puertas en los márgenes de los Navigli. En la época estival todos ellos despliegan sus coquetas terrazas, abarrotadas de gente guapa en busca de una copa de vino o de una cena romántica.

Mientras los más noctámbulos prolongan la fiesta en alguno de los locales del Navigli la ciudad adormece lentamente, los tranvías, que durante el día colonizan las calles adoquinadas, comienzan a ausentarse, y la urbe se sume por fin en un profundo y placentero sueño. En unas horas Milán volverá a resucitar con su incombustible energía, sus aromas a focaccia y café, sus bulliciosos mercados callejeros, sus terrazas, sus gnocchi al pesto y sus helados de pistacho y sambayón…

Establecimientos recomendados:

Ristorante Casa Borella
Un restaurante con encanto propio ubicado en los Navigli, cuenta con terraza y con una carta de platos tradidicionales con un punto de actualidad (Salteado de almejas y mejillones a la mantequilla de vino blanco, gnocchi al pesto de olivas negras, ossobuco a la milanesa...). Finaliza la velada con el dulce Barolo o con el blanco Muffato della Salla, delicado y con notas a piña y albaricoque.
Alzaia Naviglio Grande, 8 Milano
Tel: +39 02 89400407

Gelatería Pozzi
Una de las heladerías mas antiguas de Milán, desde 1895.
Helados artesanales y copas.
Piazza Agrippa, 4 Milano
Tel: +39 02 89502973

Samarani Cafe'
Céntrico, con una agradable terraza. Ofrece buffet Happy Hour con música en vivo
Piazza Díaz, 6 Milano
Tel: +39 02 91434889

Panzerotti Luini
Próximo a la Plaza de la Scala, todo un clásico que elabora uno de los mejores panzerotto de la ciudad.
Via Radegonda, 16 Milano

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