Cine y Gastronomía: la comida entra en escena

En la anterior entrega de Cine y Gastronomía seleccionábamos algunas películas de temática culinaria que nos resultaban imprescindibles. Ahora nos hemos propuesto un nuevo reto: rescatar escenas en las que la comida tenga un papel principal… sin necesidad de pertenecer a una película gastronómica. ¡Vamos a ello!

Besos entre espaguetis y langostas

No hace falta ubicar demasiado al lector, ¿verdad? La historia de amor entre un perro callejero y una perra de clase alta llevada al cine por Walt Disney en 1955 ha quedado en la memoria de todos gracias a una escena en concreto: la de una romántica cena a la luz de la luna con una receta muy especial. Quien no haya pensado en alguna vez en los espaguetis de la Dama y el Vagabundo mientras comía un plato de pasta a la boloñesa, miente. 

Otros espaguetis de cine son los cocinados por Jack Lemmon en la icónica El Apartamento, de Billy Wilder. Y no es la cena en sí lo que nos llama la atención, sino la forma de prepararla: los espaguetis son escurridos en una raqueta de tenis.

Así, de la forma más natural y desenfadada ante una atónita Shirley McLane que no puede evitar enternecerse ante el personaje de Lemmon y su caótico y pequeño mundo. Y eso que ella acababa de intentar suicidarse...

Más divertido es el momento de Annie Hall en el que unos jovencísimos Woody Allen y Diane Keaton pretenden cocinar unas langostas que -no se sabe muy bien por qué- acaban desperdigadas por la cocina. Da comienzo así una caza de lo más original que se convertirá en uno de los momentos más memorables compartidos por la pareja protagonista.

¿Quién dijo que las langostas no podían ser un símbolo de romance? Y la cosa mejora si el hipocondríaco de Woody propone como plan "dejarle un platito con mantequilla, nueces y galletas"...

La comida como amenaza

La comida en el cine no siempre tiene que tener un objetivo romántico. De hecho, la Gran Hamburguesa Kahuna de Pulp Fiction nos regaló una de las secuencias más tensas de toda la película. Cuando un gángster con una pistola se presenta en tu casa esperarías que su discurso fuera amenazador, ¿verdad? Pues resulta aún más escalofriante cuando éste no es más que una retahíla de preguntas acerca de la hamburguesa con queso que estabas desayunando. Desconcertante e inquietante hasta decir basta, como suele ser siempre Tarantino.

El último ejemplo de "comida amenazante" lo encontramos en una película infantil. Porque resulta que Matilda, la niña con poderes de telekinesia a la que le encantaba leer, también guarda escenas para el recuerdo… ¿o es que no os acordáis de Bruce Bogtrotter y su desafortunada decisión de comerse el pastel de chocolate de la malvada (y desequilibrada) directora del colegio? Como castigo, se vio obligado a engullir una enorme y nada apetitosa tarta de chocolate. Así terminaba su odisea...

Como véis, no son pocos los ejemplos en los que una receta o un plato en concreto ha cargado con el peso de toda una escena. Aún quedan más entresijos culinarios que descubrir en la historia del séptimo arte... pero para ello, ¡tendréis que acompañarnos en la próxima entrega de Cine y Gastronomía!