Dulces… celestiales

Hoy hablamos de gastronomía, pero no de esa cuyos productos encontramos en restaurantes o supermercados, no. Hablamos de esa que proviene de lugares religiosos. Hechos con mucho cariño y con ingredientes naturales, los dulces que elaboran las novicias se pueden convertir en un auténtico manjar.

En España hay unos 900 conventos de monjas y, aproximadamente, un tercio de ellos se dedica a cocinar dulces para venderlos y así poder subsistir. Mantecados, obleas, pastas, bizcochitos, tejas, pestiños… ¿Quién no ha comido alguna vez uno de estos y se le ha hecho la boca agua?

Los árabes introdujeron el azúcar en la península española pero fueron los conventos de monjas los que mezclaron la tradición repostera árabe, cristiana y judía consiguiendo nuevas recetas. Incluso, el ingreso de las mujeres moriscas en las órdenes aumentó este repertorio culinario, que fue transmitiéndose de unas hermanas a otras hasta nuestros días.

Dónde comprar dulces de monjas

A pesar de que el declive de los monasterios y conventos es un hecho, hoy todavía podemos encontrar estos manjares, pero ¿dónde? Algunos se han apuntado al auge de Internet (como las Clarisas) y ofrecen tiendas online para poder hacer pedidos y así llegar a un público más amplio, pero lo cierto es que solo un pequeño porcentaje de órdenes religiosas venden por este canal. La mayoría se venden de manera presencial en los propios conventos o en ferias especializadas.

En el caso de Salamanca, la Feria de los Dulces de las Monjas de Morille, acoge cada año distintos productos de repostería artesanal que se elaboran algunos conventos de la provincia y alrededores. Podemos disfrutar estos productos salmantinos de: las Madres Dominicas, Clarisas, Carmelitas Descalzas, Benedictinas; y los conventos del Zarzoso, las Claras y de las Madres Agustinas de San Felices de los Gallegos.