Jornada de vendimia
Martes, 20 de Septiembre de 2011
Hosteleriasalamanca.es / Por Eva González
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La mañana de un día cualquiera del mes de septiembre se presenta soleada e inusualmente calurosa. Las elevadas temperaturas están haciendo aún más ardua la laboriosa tarea de la vendimia en la DOP Vino de Calidad Sierra de Salamanca, que abarca sesenta hectáreas de viñedos repartidos en 26 municipios serranos.
La jornada comienza en la Finca la Solana, ubicada en Santibáñez de la Sierra, allí Miquel Udina director técnico la DOP analiza los racimos de uvas que de inmediato serán recolectados por los viticultores de la zona. Antiguas cepas de rufete, la uva autóctona, se alternan carprichosamente con otras de garnacha y tempranillo en los característicos bancales. Mientras, el sol sigue apretando con fuerza.
A escasos kilómetros del viñedo y comunicado por un sinuoso y escarpado camino de tierra, se encuentra la bodega de la Cooperativa San Esteban, la más antigua de la DOP. Algunos de sus más de cien socios, se acercan con remolques repletos de cajas de uvas procedentes de sus viñedos. Tras pesarlas, se descargan en la tolva, para despalillarlas y finalmente introducirlas en gigantescos depósitos, donde fermentarán a temperatura controlada.
Mientras tanto en Villanueva del Conde, en Viñas del Cámbrico, otra de las bodegas pertenecientes a la DOP, se preparan para la denominada “remontada” de la uva. Bajo la supervisión de Alberto Martín, enólogo de la bodega, se extrae de uno de los depósitos parte del mosto para después dejarlo caer por su propio peso sobre su superficie. Así se logra refrescar de una forma natural la capa de hollejos que se forma en la parte superior, oxigenar el líquido y homogeneizar temperatura. Tras unas semanas en depósito y un ligero prensado, se depositará cuidadosamente en barrica, donde fermentará y finalmente evolucionará para, siete meses después, alumbrar el “Viñas del Cámbrico”, un vino ecológico de alta gama.
La hora del almuerzo se acerca, los viticultores, esparcidos por remotas laderas colmadas de uvas, interrumpen unos instantes su actividad para reponer fuerzas. A sus pies se extiende una Sierra de Francia inmensa y silenciosa. Un paraíso natural sembrado de castaños, arroyos cristalinos y viñedos centenarios, que hoy, cubiertos de una sutil bruma, se descubren más hermosos que nunca…
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