¿Qué bocadillo llevo al cole?
Jueves, 10 de Septiembre de 2015
Hosteleriasalamanca.es / Por Beatriz Arias
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Hoy empiezan las clases del curso 2015/2016 para un gran número de niños españoles. En muchos casos, es la primera vez que pisan un aula para separarse de sus padres... y toca enfrentarse a la gran pregunta: ¿qué les preparamos de bocata? Os damos cinco consejos para sobrellevar la tarea de elegir ese famoso almuerzo...
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1. Desayunar bien
No mienten los que afirman que es la comida más importante del día, sobre todo en el caso de los más pequeños. Hay que desayunar SIEMPRE, y debe ser un desayuno nutritivo capaz de darles fuerzas y aguantar sin que les ruja el estómago hasta el momento de sacar el bocadillo.
Si el niño ha desayunado hace pocas horas, es lógico que no tenga hambre. Del mismo modo, si toma el almuerzo poco antes de empezar a comer es probable que la hora de la comida se le haga más pesada. El momento apropiado suele ser sobre las 11 o las 11:30, dependiendo también de la hora a la que salgan al recreo.
Un almuerzo no tiene por qué sustituir a una comida completa. De hecho, no es ese su cometido. Conviene que el niño coma piezas de fruta, lácteos y productos sanos… pero en pequeñas cantidades. De lo contrario, ocurriría lo que comentábamos en el punto anterior: llegan a la hora de la comida sin hambre. ¡Normal!
Los zumos que compramos en el supermercado tienen más de azúcar que de fruta. De los bollycaos o productos similares, mejor ni hablamos. Es importantísimo evitar los alimentos industriales en la dieta de los niños. Y os lo aseguramos: la clave está en acostumbrarles desde pequeños y predicar con el ejemplo.
Sí, lo sabemos: es difícil conseguir que tu hijo coma sano cuando todos sus amigos llevan chucherías y la comida rápida prolifera en todas partes. En estos casos, hay que esforzarse y echar mano de la creatividad: verduras escondidas en puré o mezcladas en bocadillos con más ingredientes, acompañarlas con cereales… pero no insistir con el mismo almuerzo que no les gusta una y otra vez. No va a funcionar.
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Tras estos consejos, podríamos llegar a la conclusión de que lo mejor es intentar llevar a cabo una dieta variada y sana. Los sándwiches suelen ser una buena opción, porque cumplen los requisitos mencionados: poca cantidad, ingredientes nutritivos (podemos incluso añadir porciones de vegetales para ir acostumbrándolos) y da lugar a la inventiva para que los niños lo encuentren apetecible.
Sin embargo, lo más idóneo es alternar durante los distintos días para que no se aburran: sándwich y zumo natural un día, lácteos otro, piezas de fruta durante mínimo dos veces a la semana... ¡la clave está en variar!
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