Tengo una comida formal.. ¿qué hago?
Martes, 18 de Agosto de 2015
Hosteleriasalamanca.es / Por Beatriz Arias
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Las comidas formales pueden convertirse en una experiencia incómoda si no se tienen en cuenta ciertos modales a la hora de estar en la mesa... más aún si se trata de una comida de negocios. Como dice el refrán: “en la mesa y en el juego, la educación se ve primero”. Para poder salir airosos, os dejamos nuestros consejos de protocolo a seguir en un restaurante...
Comenzaremos por las primeras dudas: ¿quién debe llegar primero? ¿Es bueno hacerse esperar? ¿Y por quién debemos esperar para empezar a comer? ¿O vamos directamente al grano? ¡Aaaaahhhhh!
Nada más llegar...
Tranquilidad, que es más sencillo de lo que parece. El primero en llegar debe ser el anfitrión, que aparecerá por allí un poco antes de la hora. Y la señal de que se puede empezar a comer será que dicho anfitrión comience a desdoblar su servilleta y la coloque sobre su regazo. Bueno, eso y que -literalmente- empiece a comer, claro. El resto de invitados le imitaremos y las servilletas se quedarán dobladas en dos sobre nuestro regazo.
Las servilletas nos pueden dar una pista de cómo comportarnos |
No será hasta el final cuando la dejaremos en la mesa un poco arrugada (pero un poco, tampoco nos emocionemos) una vez que la comida haya terminado por completo.
Partiendo de la hipotética situación en la que nosotros somos los invitados, seremos educados y evitaremos pedir el chuletón de buey más caro de la carta… a no ser que nos lo ofrezca el propio anfitrión.
La película de Titanic nos dejó una enseñanza increíblemente valiosa. No, no es la de dar la vida por la persona amada… ¡es otra mucho más práctica!
Cuando un jovencísimo Leonardo DiCaprio las pasaba canutas ante la cantidad de cubiertos que tenía sobre la mesa durante una elitista cena en primera clase, su salvación aparecía en forma de Kathy Bates aconsejándole: “empieza utilizando desde el extremo hacia dentro”. ¡Y es que es así exactamente!
Para los que aún duden a la hora de elegir el pan, se lo aclaramos rápido: el nuestro es el del lado izquierdo. Y si resulta que nos encontramos a alguien conocido en la mesa de al lado, no nos levantaremos de la mesa y echaremos a correr como locos a saludarle. Mejor y más educado es un gesto de saludo mientras permanecemos sentados. Ya habrá tiempo de abrazos al terminar la comida, sobre todo si no conocemos a sus acompañantes o están entretenidos comiendo.
Evitaremos las sobremesas eternas. Debemos ponernos en la piel de los camareros que quizás estén esperando para terminar su turno cuando por fin nos vayamos del restaurante; o en la de las personas que esperan a que quede una mesa libre para sentarse ellos.
Eso sí, el café es algo de lo que cualquier comensal querrá disfrutar, así que podemos tomarnos un tiempo para degustarlo... pero la cuchara para removerlo, mejor fuera de la taza mientras lo bebemos. Pequeños detalles que marcan la diferencia.
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