7 consejos para mejorar la alimentación de tus hijos
Miércoles, 13 de Febrero de 2019
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Cuidar la alimentación de los más pequeños y educarles para que adquieran buenos hábitos alimenticios no es tarea fácil, por eso os damos algunas pautas que os ayudarán a que se familiaricen con la buena alimentación en su día a día.
2. Llévalos de compras e involucrarlos en la elaboración de los alimentos. Si el niño acompaña a mamá o a papá a comprar la comida y participa de la elección de, por ejemplo, los tomates, después ayuda a lavarlos y a prepararlos, se siente protagonista y se sentirá orgulloso de probar la comida en la que él ha ayudado a elaborar.
2. Usa tu imaginación. La creatividad a la hora de ofrecer un nuevo alimento es fundamental para no cansar al niño y no agotarse en el intento. Probar recursos como jugar a decorar el plato con los alimentos o armar un postre con frutas cortadas y dispuestas con formas.
3. Aprovecha para que el momento de la comida sea un espacio de encuentro de la familia. Evita distracciones como la televisión. Hacer un momento agradable hace que el niño esté predispuesto a la hora de comer.
4. Educa con el ejemplo. Si los papás no comen pescado, tampoco lo comerán sus hijos; si en casa no se come ensalada, los chicos no la verán como un alimento corriente.
5. Los alimentos vegetales pueden usarse como elementos principales en una dieta equilibrada. Las legumbres, frutas, verduras y hortalizas son claves en una alimentación sostenible y equilibrada. Promover estas costumbres desde la infancia es garantía de que se perpetúen en el tiempo. La fruta mezclada con hortalizas es una buena combinación alimentaria: se pueden incluir en ensaladas, mezcladas con yogur y muesli o en rellenos.
6. Organiza los momentos de las comidas. Es muy importante hacerlo en horarios regulares. Cuando se realizan dentro de una rutina se garantiza que el hábito persista de por vida.
7. No prohíbas el azúcar ni las grasas, sólo hay que limitarlas. Un niño al que no se le permite nunca comer un chocolate o patatas fritas estará permanentemente pendiente de ellos. Si, por el contrario, lo limitamos a ciertas situaciones puntuales, como un cumpleaños o una tarde con amigos, para el niño será más fácil disminuirlas.
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