Castañas: el aroma del otoño

Alivio momentáneo contra el frío cuando las compramos en mitad de la calle en un cucurucho de papel, pero también ingrediente esencial en recetas que no tienen por qué ser estrictamente navideñas. Lo cierto es que el aroma de unas castañas asadas trae consigo siempre un aviso: ha llegado el otoño.

Propiedades de la castaña

Fruto seco especialmente rico en nutrientes, agua y minerales. Además, su alto contenido en fibra hace que sea recomendable para las personas que sufren de estreñimiento y lo convierte en un fruto muy saciante.

Sin embargo, tiene un punto negativo... y es que su digestión se hace algo pesada. Pero tranquilos, que eso se puede combatir con un consejo muy de madre: masticándolas bien y comiéndolas despacio y sin prisa. En definitiva: disfrutándolas.

La figura del castañero

Ese vendedor ambulante callejero que, provisto con un fogón para asar castañas, nos vende un cucurucho bien calentito, tiene un origen algo incierto. Se convirtieron en una figura habitual en la España del siglo XVIII, pero no fue hasta el siglo XIX cuando su popularidad creció enormemente y se llegaban a distinguir hasta dos grupos de castañeros: los que cocían y los que asaban. Estos últimos perduran hasta la actualidad... ¡y con mucho éxito!

Recetas con castañas

Asadas o crudas, frías o calientes… las castañas dan lugar a un montón de recetas interesantes. Nosotros os rescatamos tres de nuestras favoritas (un plato caliente, otro frío y un postre).

Empezamos con algo sencillo: una típica sopa de castañas. Para prepararla, se pelan dichas castañas y se hierven en agua durante veinte minutos para después quitar la piel interior y picarlas en trozos pequeños. En una cazuela grande vertimos mantequilla hasta que se funda, pues será entonces cuando echemos cebolla y castañas picadas durante unos diez minutos. Después, podemos añadir hinojo fresco.

Sopa de castañas con cebollino

En una cazuela aparte, calentaremos caldo de verduras o de pollo y echamos la mezcla de cebolla, castañas e hinojo. Podemos utilizar también un poco de nata líquida para que quede una sopa más cremosa. Al terminar, pasamos todo por la thermomix y ya tendríamos nuestra sopa lista. ¿El toque final? Reservar unos trozos de las castañas que calentábamos al principio para decorar y añadir un poco de cebollino.

Pero si resulta que hace buen tiempo y lo que nos apetece es un plato frío/templado, la ensalada de castañas es una opción que nunca falla. Sólo hay que cocerlas del mismo modo que en la receta anterior, lavar la lechuga y añadir los ingredientes que más rabia nos den. Con las castañas, la lechuga y algo de queso fresco obtenemos una estupenda ensalada templada.

Ensalada templada de castañas

¿Y de postre? Pues hemos reservado lo mejor… ¡unas deliciosas magdalenas de castañas! Tendremos que cocerlas junto con anís estrellado en una olla con agua y, tras diez minutos, retirarlas y quitarles la piel. 

Después, batimos tres claras de huevo en un bol en el que añadiremos azúcar. La yema la colocaremos en otro cuenco y, también con azúcar, la batimos del mismo modo. También añadiremos mantequilla. Cuando esté todo bien montado, añadimos una cucharada de ron y batimos un poco más. El paso final será añadir las castañas, una cucharada de levadura en polvo, harina… y las claras que teníamos en el otro bol.

Magdalenas de castañas

La masa la colocamos en una manga pastelera para introducirla en los moldes de magdalenas. Estos irán a parar al horno durante veinte minutos a una temperatura de 170º. A la hora de servirlas… ¡hay que tirar del ingenio! Queda muy bien añadir chocolate con una jeringuilla o decorar con trocitos de castañas secas.

Y ahora... ¿a qué esperáis? ¿Os animáis a preparalas por vuestra cuenta?