Slow Food: una apuesta por la comida sin prisas
Viernes, 29 de Julio de 2016
Hosteleriasalamanca.es / Por Cristina Fuentes
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En una época en la que vivimos acelerados y no tenemos tiempo ni de hacer la compra surge una iniciativa para promover ese consumo lento, sin prisas y primando el producto local. Hablamos del Slow Food, un movimiento surgido en Italia precisamente para combatir la fast food o comida rápida.
Aunque este movimiento lleve apenas unas décadas en funcionamiento, en realidad se trata de algo mucho más sencillo que se lleva haciendo toda la vida. Y es que, no hablamos de otra cosa que del consumo de productos de cercanía. Cada vez estamos más acostumbrados a comprar comida de cualquier parte del mundo debido a la globalización, por eso, apuestan por aquellos que tenemos cerca.
De este movimiento surge la asociación ecogastronómica con el mismo nombre que promueve una “nueva gastronomía” y que se encuentra presente alrededor de todo el mundo. Defiende el placer vinculado al alimento y la educación del gusto con un sentido de responsabilidad.
Hace unos meses se presentó esta filosofía en Salamanca. La asociación Duero Valley Slow Food persigue el objetivo de recuperar especies en riesgo de extinción. De hecho, aseguran que han empezado por profundizar en algunas variedades y especies autóctonas prácticamente desaparecidas en las Arribes del Duero y en la Sierra de Francia y las Batuecas. Por el momento, ya han conseguido que se “enganchen al movimiento algunos pequeños productores, así como un reducido pero entusiasta grupo de cocineros, que garantizan la recuperación de varias especies deliciosas de hortalizas y legumbres que estaban a punto de extinguirse”.
Además, también presentaron el proyecto Restaurantes Km 0, que defiende que todos aquellos que pertenezcan a él favorezcan el consumo de productos locales, comarcales y estacionales y la reducción de gases contaminantes.
Por su parte, ya hay cursos que educan en este estilo de vida. La pionera ha sido la Escuela Municipal de Hostelería de Santa Marca de Tormes que enseña a sus alumnos a trabajar con productos ecológicos, limpios, justos y de gran calidad y que se encuentran en peligro de extinción. Entre ellos se encuentran el chíchere de Mogarraz, el fregón de manteca de La Alberca, los guisantes termillos de Cepeda, el tomate antiguo gordo de Peromingo, el tomate de colgar Papúo, el aceite de oliva y aceituna de Ocal, el chíchare amarillo de Madroñal y la patata fina de Los Santos.
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