Hemeroteca: 6 gastro-motivos para no perderse la Semana Santa en Salamanca
Martes, 1 de Abril de 2014
Hosteleriasalamanca.es /Por JM Blanco
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La Semana Santa Salmantina, declarada de Interés Turístico Internacional, cuenta con numerosos atractivos para no perdérsela. Además de pasos tallados por artistas de renombre, sombras imposibles en la dorada piedra del casco histórico, procesiones llenas de historia y el fervor de los cofrades, en Hosteleríasalamanca.es, hemos encontrado otras seis razones que la convierten en una cita muy seductora. Y es que el cofrade, no sólo vive de rezar, ¡también tiene que alimentar el cuerpo!.
En la Cuaresma salmantina es difícil imaginar un viernes sin potaje, ese plato que en sí mismo constituye un menú completo por su contenido en verdura, legumbres y pescado. El potaje es un clásico actualizado, que ha pasado de mesa y cuchara, a pincho de barra para espantar el frío. Así lo encontrarás en Casa Paca, o en el Río de la Plata, donde Pauli apuesta por una receta clásica, con pequeños rellenos, marcada por la calidad de los ingredientes y el plato a rebosar.
Es el potaje un clásico que tiene ciento y una versiones. En la misma provincia se pueden encontrar recetas con garbanzos pedrosillanos o de Fuentesaúco, espinacas y bacalao, pero personalizadas por el resto de ingredientes: patatas, huevos, almejas, pimentón, zanahorias, tomates, y lo que cuadre… pues el buen potaje, casi todo lo admite en su justa medida.
El Bacalao constituye por sí mismo un manjar muy vinculado a la Cuaresma, época donde la carne está mal vista. El bacalao ajoarriero era un clásico de los menús salmantinos en Semana Santa que ha perdido presencia en beneficio de otras reparaciones. Las patatas con bacalao, el bacalao al horno con tomate, con nata, en buñuelos o al pil pil… las formas de degustar este pescado son infinitas, como bien saben en el Pucela o en Casa Rufino, dos de los mejores sitios para probarlo. Si salimos a la provincia, el bacalao es uno de los platos estrella en el Restaurante Rivas, en Vega de Tirados.
Hoy en día, en toda España se puede degustar un hornazo, pero como en Salamanca, en ningún lado. Esta tosca empanada del siglo XV, se ha convertido en la actualidad en un manjar con Marca de Calidad incluida, cuyo consumo ya no se limita a la Semana Santa y el Lunes de Aguas, sino que se degusta durante los 365 días del año.
Según la marca, el Hornazo de Salamanca no puede superar el 60% de masa, ni tener menos de un 40% de relleno con respecto al total del peso del hornazo. El control sobre el relleno es exhaustivo, puesto que siempre tendrá que llevar más de un 8% de jamón o paleta, más de un 25% de chorizo, al menos el 40% de lomo, mientras que el huevo duro es opcional, pero en caso de llevarlo, no puede superar el 10%. Sin embargo, en la provincia, esta empanada cuenta con tantas versiones culinarias, como días distintos para degustarlo.
Potaje de vigilia |
Existe un manjar que algunas cofradías mantienen vigente hoy en día. El limón serrano, una ensalada de cítricos, con huevo, vino, chorizo frito o escabeche, aceite, vinagre… Este plato, tradicional de la Sierra de Francia, se vinculó a la Semana Santa gracias a que la cofradía del gremio de los hortelanos empezó a celebrar una comida de hermandad, donde cada cofrade aportaba algo. El resultado del ácido del limón y la naranja junto a la carne, es, cuanto menos, sorprendente para quien lo prueba por primera vez.
La Semana Santa también es tiempo de dulce, donde la torrija es la estrella. Nunca un pan duro mojado en leche (o vino) y frito tuvo tantos admiradores. Postre clásico que se ha renovado. En Salamanca es fácil encontrar decenas de versiones. Hay quien la sirve junto a una crema, otros con helado, hay quien le pone canela… Es difícil encontrar un restaurante durante estos días que no la ofrezca.
Quizás es el que peor ha llevado el paso de los años, pero el Pestiño, también es un clásico de la Semana Santa. Esta masa de harina y huevo frita, y bañada en miel, heredada de la gastronomía judía, antaño hacía las delicias de los niños. Hoy en día, la miel ha sido sustituida en muchos casos por azúcar.
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