La repostería en Cuaresma y Semana Santa

Finalizaron los carnavales y llega el miércoles de ceniza, que marca una temporada, hasta el Domingo de Resurrección, en la que los recetarios dan una vuelta para volver a un capítulo único, tanto por su historia, como por su sabor: la gastronomía de Cuaresma y Semana Santa. Recetas cuyo origen hay que buscarlo muchos siglos atrás, en la Edad Media, pero que han llegado hasta nosotros de generación, en generación, sobreviviendo a través de los años, sin mostrar el más ligero signo de debilidad.

Estas exquisitas recetas tan antiguas, son hoy bocados deliciosos, indispensables para todo tipo de paladares y van desde los potajes sin carne, pescados blancos, especialmente el bacalao, verduras como las espinacas, legumbres como los garbanzos y humildes ingredientes como el pan, la harina, los huevos, el aceite, la leche o el vino.

Una gastronomía marcada por la sobriedad y la sencillez, en la que los dulces cobran una importancia sin igual. Pero no unos dulces cualesquiera, sino un conjunto de elaboraciones que esperamos ansiosos casi 12 meses. Y es que, aunque puedan disfrutarse durante todo el año, sobre todo si los elaboramos en casa, alcanzan su punto culminante durante la Cuaresma y la Semana Santa.

Torrijas, pestiños, leche frita... dulces humildes de Cuaresma

Torrijas, buñuelos, pestiños, sacatrapos, monas de chocolate, monas de masa o culecas, crespillos, leche frita, borrachuelos, tortas de sartén, rosquillas fritas, flores manchegas, roscos, bartolillos de crema, gañotes… todos únicos y especiales pero que tienen el común la utilización de ingredientes muy sencillos y asequibles para la mayoría de la población: podía usarse pan duro, vino aguado, leche, aceite, huevos… ingredientes fáciles de encontrar en las despensas de los hogares más humildes. Son siempre bocados energéticos para suplir el ayuno de determinados productos y aportar fuerzas al organismo.

La vigilia, que prohibía comer carne, potenció la imaginación de cocineros, pasteleros y amas de casa para ofrecer otro tipo de platos con alimentos que sí podían comer.

Si nos tenemos que quedar con alguno de estos postres y dulces -y la verdad la elección es bastante difícil- seguramente ganan por goleada las torrijas que se hacen en toda la geografía española. Receta humilde donde las haya; pan duro remojado en leche aromatizada, rebozado luego en huevo y frito, salpicadas al final con azúcar granillo y canela. ¿Hay algo más simple y a la vez más delicioso?

La Torrija: el postre cuaresmal más versionado

Un Dulce de Cuaresma y Semana Santa pero que en los últimos tiempos se ha convertido en un refinado postre de restaurante combinado con helados, frutas, productos exóticos y presentaciones casi imposibles.

Torrija versionada, en este caso con crema inglesa y almíbar

La torrija tiene además mil versiones; en cada lugar se prepara con un matiz diferente: se remoja en leche pero también en vino, se hace con un pan común o con uno especial mucho más enriquecido, grandes, pequeñas o mini, recién hechas o ya frías, saborizadas con chocolate, café... Gustan a grandes y pequeños, combinan con un sinfín de ingredientes, ¿se puede pedir más a un dulce tan popular?

Una preparación similar es el pain perdu francés o como le dicen los ingleses la french toast. En este caso se parte de una buen tostada de pan duro, se remoja en una mezcla de nata, huevos, azúcar y aroma de vainilla y seguidamente se hace en una sartén con mantequilla para dorarla por los dos lados. La verdad es que recién hecha está muy rica, pero ya fría nada tiene que ver con las torrijas, que siguen estando buenísimas. Personalmente me quedo con nuestra torrijas, aunque por supuesto esto es una opinión y una cuestión de gusto.

En el mundo existen un gran número de recetas para estas fechas, elaborados la gran mayoría a base de leche, harina, huevos, mantequilla, azúcar o miel. Cada país tiene su propia tradición dulce para la Pascua y nos encontramos con trenzas, panes especiales, tortas. Todo un maravilloso mundo dulce alrededor de esta celebración religiosa.