Paseamos con el chef José Andrés por el centro de Salamanca

De salsa rosa, que preparaba su madre para untar la boca de mar, del morro rebozado que sirven en un céntrico bar, de huevo hilado -que le chifla a su mujer- y de platos navideños, de todo ello hablamos con José Andrés en un "te pillo aquí te mato", frase que él utiliza mucho para definir su vida, repleta de planes espontáneos, de buena comida, pero también de solidaridad, pues gracias a su ONG WCK ya ha servido más de 8 millones de platos en los epicentros de los mayores conflictos y desastres naturales del planeta. ¡Aplauso!

Tras recibir el reconocimiento de Huésped Distinguido de Salamanca, de manos del alcalde, José Andrés continuó el paseo por el centro de Salamanca que ya había iniciado a primera hora de la mañana, primero con un desayuno a base de huevos rotos con farinato y después con un morro rebozado “para morirse” –palabras texturales del chef- en el Bar La Fragua. 

De camino a degustar una tapa de jeta en el Restaurante Lío, servidora pudo compartir un ratito con el asturiano mientras ojeaba botas de montaña en una zapatería o compraba cinco kilogramos de papada y varios botes de hermosos espárragos en una céntrica tienda. Así es este hombre robusto de ojos claros, una persona multitarea que, tan pronto como escribe un libro, abre un restaurante, recibe el Princesa de Asturias de la Concordia o viaja al centro de un conflicto para arremangarse y dar de comer a gente necesitada. 

Las Navidades eso sí son sagradas para el chef asentado en EEUU. Este año las pasará en familia en su casita de campo de un pueblecito del interior de Cádiz, entre paseos por la naturaleza, visitas al mercado y al pescadero y platos de fiesta, que él elabora rememorando las Navidades de su infancia. José Andrés en estado puro.