Todo lo que necesitas saber sobre la salmonelosis: prevención, síntomas y riesgos en verano
Viernes, 4 de Julio de 2025
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Con la llegada del verano, las intoxicaciones alimentarias aumentan debido al calor y las malas prácticas de conservación de alimentos. La salmonelosis, una infección bacteriana común, es más frecuente en esta temporada estival. Conocer sus síntomas, cómo se transmite y las medidas preventivas es clave para evitarla.
Con la entrada del clima veraniego, las intoxicaciones alimentarias son más frecuentes, y una de las patologías más comunes es la salmonelosis. Este brote bacteriano, que afecta principalmente a los alimentos mal conservados, puede causar serios problemas de salud si no se toman las precauciones adecuadas.
En España, la primera epidemia alimentaria del verano se ha registrado en Oza-Cesuras (A Coruña), donde un brote de salmonelosis ha afectado a al menos 162 personas tras el festival 'Trasan Fest', celebrado los dias 27 y 28 de junio. La Consejería de Sanidad de la Junta de Galicia investiga como posible origen las tortillas vendidas en uno de los puestos del evento. Hasta la fecha, 41 afectados han requerido hospitalización, incluyendo asistentes de otras comunidades como Asturias y Castilla y León.
A continuación, te explicamos qué es la salmonelosis, cómo se produce, sus síntomas y las mejores formas de prevenirla, sobre todo en los meses más cálidos.
La salmonelosis es una infección bacteriana causada por la bacteria 'Salmonella', que se encuentra comúnmente en los intestinos de animales, especialmente en aves, reptiles y mamíferos. Esta bacteria se transmite a los humanos principalmente a través del consumo de alimentos contaminados, como carne cruda, huevos o productos lácteos sin pasteurizar. En condiciones propicias, como en verano, la bacteria puede proliferar rápidamente, aumentando el riesgo de infección.
La salmonelosis se produce cuando una persona ingiere alimentos o agua contaminados con la bacteria 'Salmonella'. Las principales fuentes de infección incluyen carnes crudas o mal cocidas, especialmente pollo, cerdo y vacuno, así como huevos crudos o poco cocidos, que son vehículos comunes de la bacteria. También los productos lácteos sin pasteurizar o mal refrigerados, y las verduras y frutas contaminadas, muchas veces debido al contacto con aguas no tratadas o a un manejo inadecuado. Además, la contaminación cruzada, que ocurre cuando los alimentos entran en contacto con superficies o utensilios que han estado en contacto con alimentos contaminados, es otra vía de transmisión.
Los síntomas de la salmonelosis suelen aparecer entre 6 y 72 horas después de consumir alimentos contaminados. Los más comunes incluyen dolor abdominal, cólicos, diarrea (a veces con sangre), fiebre, náuseas, vómitos, malestar general y dolores musculares. En la mayoría de los casos, los síntomas se resuelven por sí solos en unos pocos días. Sin embargo, en personas con un sistema inmunológico debilitado, como niños, ancianos o aquellos con enfermedades crónicas, la infección puede complicarse y requerir atención médica.
Durante el verano, cuando las altas temperaturas favorecen el crecimiento bacteriano, es crucial seguir ciertas medidas de prevención para reducir el riesgo de este padecimiento:
Cocinar bien los alimentos: Especialmente las carnes y los huevos, asegúrate de que estén completamente cocidos. Usa un termómetro de cocina para verificar que la carne alcanza la temperatura interna adecuada o al menos 75°C, en el caso de carnes de ave.
Refrigeración adecuada: Mantén los alimentos perecederos, como carnes, lácteos y huevos, a una temperatura inferior a 5°C. En los días calurosos, no dejes los alimentos fuera del refrigerador por más de dos horas.
Evitar la contaminación cruzada: Utiliza tablas y utensilios diferentes para las carnes crudas y los alimentos listos para consumir, como frutas y verduras. Lava bien todos los utensilios y superficies después de cocinar con alimentos crudos.
Lavar bien las manos: Después de tocar alimentos crudos o usar el baño, asegúrate de lavarte bien las manos con agua y jabón. Esto es crucial para evitar la propagación de la bacteria.
Evitar el consumo de alimentos en lugares de riesgo: Durante los viajes, especialmente a zonas de alto riesgo, es mejor evitar el consumo de alimentos crudos o mal cocidos, como ensaladas, mariscos y carnes en sitios no certificados.
El calor aumenta el riesgo de proliferación de la bacteria 'Salmonella' en los alimentos, especialmente cuando no se siguen adecuadamente las pautas de conservación y preparación. Las altas temperaturas favorecen el crecimiento de bacterias, por lo que en verano es aún más importante mantener la cadena de frío y cocinar los alimentos correctamente.
Los festivales y eventos al aire libre también pueden ser focos de brotes, ya que los alimentos a menudo se preparan en grandes cantidades y en condiciones de higiene no siempre óptimas. Un ejemplo reciente fue el brote de salmonelosis asociado a un evento en Galicia (Oza-Cesuras), que afectó a cientos de personas debido a la mala conservación de los alimentos servidos.
Aunque la salmonelosis es una enfermedad común y, en su mayoría, se resuelve sin complicaciones, es esencial tomar medidas preventivas para evitarla, especialmente durante los meses de calor. Con prácticas adecuadas de higiene y conservación de alimentos, se puede reducir considerablemente el riesgo de infección. Mantenerse informado y actuar con precaución al manipular y cocinar los alimentos es la mejor forma de protegerse y disfrutar de un verano saludable y seguro.
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