Banquete de Bodas de Felipe II: un evento gastronómico único del Festival Siglo de Oro
Jueves, 2 de Junio de 2022
Eva González
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El Ayuntamiento de Salamanca, a través de la Concejalía de Turismo, y de la mano de la Agencia Plateros Multimedia, organiza dentro del Festival del Siglo de Oro un evento gastronómico único: la recreación del banquete del enlace real de Felipe II y María Manuela de Portugal, del que sólo podrán disfrutar 120 afortunados comensales en la Capilla del Colegio Fonseca. ¡Las entradas están ya a la venta, te lo contamos en HosteleríaSalamanca!
Dentro del programa del Festival del Siglo de Oro organizado por el Ayuntamiento de Salamanca, el domingo 18 será posible viajar al siglo XVI a través del paladar, degustando seis platos característicos de la coquinaria de la época, que recrean las nupcias de Felipe II y su esposa. Ambos personajes por cierto estarán presentes en el acto gastronómico junto a un nutrido grupo de camareros ataviados con uniformes de época.
El menú ha sido confeccionado por el historiador gastronómico Julio Vallés y será ejecutado por Toño Pérez de La Cocina de Toño. Este cocinero será el encargado de revivir platos con cinco siglos de antigüedad, de elaboración sencilla pero con muchos matices por las especias y aguas aromatizadas que se utilizaban en la época. "Me ha parecido una iniciativa preciosa -señala Toño- todo un reto, hemos seguido las recetas tradicionales aúnque matizando alguna ligeramente, por ejemplo en el manjar blanco hemos rebajado la cantidad de azúcar y en el ajiqueso no hemos puesto el ajo crudo, sino escaldado, confitado y con leche de almendras para mitigar su potencia".
Banquete de Bodas de Felipe II celebrado en 2021
“El banquete de bodas será un fascinante viaje por la historia a través del paladar, en una época clave para la cocina en España y Europa. En un momento en que el descubrimiento de las especias revolucionó las técnicas de conservación y el recetario tradicional” señala Manuel Sánchez de Plateros Multimedia.
Cada plato será explicado y contextualizado por el historiador vallisoletano y se sucederán varias representaciones de danzas medievales en el transcurso de la comida. Todo ello contribuirá a vivir una experiencia única que transporte fidelignamente a los invitados a la boda de época.
Tras un aperitivo a base de jamón ibérico y vinos blancos y rosados charros, servido en el claustro del Palacio, dará comienzo el almuerzo festivo, que constará de seis pases. Todos ellos reproducen a pies juntillas algunas de las elaboraciones más características de la época, aunque “con alguna minúscula adaptación a los gustos de hoy” reconoce el historiador Julio Vallés. Él mismo nos cuenta que en la época “era habitual el contraste fuerte entre sabores dulces y agrios, que en este banquete se han suavizado para hacerlos más agradables al paladar actual.”
Óleo del Siglo de Oro que refleja una mesa elegantemente decorada, con manjares propios de clases altas, algunos de los cuales se degustarán el banquete (Colección Museo del Prado)
El menú se iniciará con un entrante de Ajiqueso con tostadas, compuesto por queso semicurado triturado con una pasta de ajo, seguido de Alboronia con codorniz escabechada, una elaboración similar al pisto, en este caso de calabaza, calabacín, cebolla y manzana, coronada con el ave en escabeche. El plato de pescado lo protagonizará un Bacalao cecial en salsa, confitado y acompañado de una salsa de leche de almendras y frutos secos. El Nerricoque de cordero hará las delicias de los más carnívoros con un plato de cordero guisado con especias y nata.
El Manjar blanco con suplicaciones (barquillos) será el pre-postre, y constará de una crema dulce de harina de arroz, agua de rosas y pechuga de pollo. Vallés reconoce que “el manjar blanco era el plato más importante y apreciado de los siglos 16 y 17 en España, aunque hoy resulta ser un plato controvertido, pues suele agradar solo al cincuenta por ciento de los comensales que lo prueban”. Julio sin embargo tiene puesta toda su fe en este curioso postre para el que no ha dudado en traer el agua de rosas desde la mismísima Bulgaria, donde recaló recientemente en un viaje por trabajo. Finalmente el postre será un Mirrauste de manzanas: manzana cocida en sidra con pastel de miel y miga de pan rallado tostado.
El homenaje gastronómico se completa con pan candeal, aceitunas y una bodega conformada por vino rosado de Salamanca o “aloque”, apelativo con el que se conocía al clarete en el siglo de oro, e Hipocrás, un vino medieval especiado del siglo XVI. ¡Sin duda una experiencia singular!.
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