Comidas y dulces típicos de Halloween

El próximo 31 de octubre volverá a celebrarse Halloween, una fiesta que la mayoría cree importada de Estados Unidos, pero que en realidad tiene su origen en los celtas, que allá por el año 700 a.C., celebraban el Samhain: el fin de la cosecha, a la par que honraban a sus muertos.

La mitología de la época creía que durante la noche del Samhain se abría la puerta del más allá, y los muertos visitaban a sus seres queridos, aunque en ese regreso, también estaban incluidos los malos espíritus. Y ¿cómo luchaban los celtas contra los malos que regresaban esa noche del más allá?. Pues bailando alrededor del fuego, disfrazados con máscaras horribles para darles miedo. Se cree que los americanos evolucionaron esa costumbre hasta convertirla en el actual pseudo carnaval de disfraces.

En la parte gastronómica de Halloween, a pesar de encontrar calabazas por cada rincón, esta hortaliza tiene que encontrar su sitio frente a la popularidad del panellet, de la castaña, del pestiño o del buñuelo de viento que se consumen en estas fechas.

En Cataluña, Valencia y Baleares se suelen comer panellets, unos mazapanes a base de azúcar, almendra molida, huevo y patata o boniato, recubiertos con clara de huevo y piñones, aunque también los hay de coco, chocolate, café…

Panellets.

También hay otros dulces a base de frutos secos y azúcar para amenizar el recuerdo y la nostalgia, como los buñuelos de viento o los huesos de santo con masa de mazapán, que van rellenos de yema de huevo o de otros sabores como chocolate, fresa, turrón…

En Castilla también se toman puches castellanas (agua cocida con anís y azúcar), mientras que en Andalucía degustan gachas de leche, hechas con harina, leche y miel o azúcar, que se aderezan con limón, canela y anís. Otro dulce típico del día de Todos los Santos son las Chulas de calabaza, que son un clásico en Galicia. 

Gachas de leche.

Pero aún hay más, como el dulce de membrillo, que en Extremadura se come en el campo porque entra dentro de las costumbres de la gente; y los pestiños andaluces, que su consumo se extiende incluso hasta navidad.

Además, en Cádiz disfrazan a conejos, cerdos y gallinas de los mercados y hacen muñecos con frutas, verduras y frutos secos para hacer bromas con ellos.