8 variedades de pasta seca que no te puedes perder
Martes, 14 de Mayo de 2024
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Macarrones, fideos, espaguetis, tortellini... la pasta es un básico en nuestra dieta, gusta a todos y no aburre, porque ¡hay tantas variedades! Distintas formas, distinta composición (con huevo, con sabores, rellena) pasta fresca, pasta seca... ¡Te contamos toda la información y 8 variedades de pasta en HosteleríaSalamanca!
La pasta clásica, la más básica es la pasta seca, compuesta por sémola de trigo duro y agua. Pero junto a esta, hay otras variedades, normalmente enriquecidas con ingredientes adicionales.
La presencia de huevo (3 huevos enteros por kilo de sémola) aporta color amarillo intenso y una textura más fuerte que se percibe en boca.
Hace años era difícil encontrar pasta integral, pero ahora hay incluso de marca blanca.
La típica pasta de colores lleva, además de la pasta seca de trigo, pasta roja (elaborada también con tomate,) y pasta verde (elaborada con espinacas).
Normalmente se emplean espaguetis secos u otros tipos de pasta larga para la pasta "all nero di sepia".
Las personas que sufren celiaquía no pueden tomar gluten, pero hay opciones de pastas sin gluten para ellos.
Suelen elaborarse a partir del maíz, que es la base más común y barata, y combinarse con otros cereales como arroz y quinoa. Hay otras versiones, con cereales como amaranto o teff, pero son menos frecuentes en los supermercados.
Los fideos de arroz o noodles se asocian a la cocina oriental, sobre todo a los platos de sopa. Es una pasta larga, fina y semitransparente.
En los últimos tiempos se encuentran cada vez más pastas elaboradas con legumbres: de lentejas, garbanzos o guisantes. Pero ojo: esta pasta de legumbres no sustituye a una de las raciones semanales de legumbres recomendada
Además de las clásicas pastas sencillas, en el mercado encontramos distintas variedades de pasta rellena: ravioli, tortellini, tortelloni, capelleti...
La pasta se prepara a partir de la sémola de trigo. Macarrones, fideos, placas de lasaña... Una pasta es buena cuando en seco es firme, de color amarillo uniforme y translúcida.
La fórmula de la pasta es muy sencilla: sémola (harina poco molida) de trigo duro y agua, aunque a partir de esa base se pueden añadir otros ingredientes, para dar sabor, color... Y esto es así sea cual sea la forma: se prepara la mezcla, se introduce en los moldes que le darán la forma y esperamos a que se seque para tener una buena pasta seca alimenticia.
La pasta que se anuncia de “calidad superior” es 100 % de trigo duro, mientras que la de “calidad normal o estándar” lleva parte de trigo blando, más barato que el trigo duro.
La pasta alimenticia, elaborada con harina de trigo, aporta a nuestra dieta grandes cantidades de hidratos de carbono (almidón en concreto).
También proporciona proteína, la más importante de la pasta es el gluten, que le confiere su elasticidad típica, y fibra.
En la pasta de trigo hay micronutrientes como el fósforo y el selenio (minerales) y la tiamina y la niacina (vitaminas).
La pasta seca tiene una humedad inferior al 12%. Durante la cocción, la pasta se hidrata y triplica el peso. Se recomienda el consumo de una ración de unos 70 g de peso en seco (algo más si se toma como plato único), de dos a tres veces por semana, y preferentemente en la versión integral.
Una ración de 70 g de pasta aporta un 12 % de las necesidades energéticas para un adulto (suponiendo 2.000 kcal diarias) y un 18 % de los requerimientos en hidratos de carbono.
En principio la pasta es un producto bastante económico, elaborado con ingredientes humildes, pero lo cierto es que su precio varía mucho en función de la marca: podemos encontrar 1 kg de pasta seca de marca blanca desde 1,2 euros... mientras que determinadas marcas o formas cuestan fácilmente tres o cuatro veces más.
Fuente: OCU
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