Una costosa adaptación

Fuente: Hostelería Salamanca

Comprar y vender tabaco en los bares resulta cada vez más complicado. La ley antitabaco exige a todos los establecimientos con máquinas expendedoras de tabaco que impidan la venta de cajetillas a los menores de 18 años. Y esta vez las máquinas tendrán que estar apagadas durante el día y encenderse sólo cuando un adulto se lo pida al camarero o responsable del establecimiento.

Aún son muchos los establecimientos que no se han adaptado a la normativa, obligatoria desde el pasado día 1 de enero, y es que es un proceso costoso que supone poseer una expendedora con mando a distancia, aspecto que permitirá a los camareros el exhaustivo control de la venta de tabaco en su establecimiento.

Las empresas encargadas de suministrar las máquinas, ofrecen dos mecanismos diferentes para hacerlo. El más usual -el solicitado por casi la totalidad de los bares- consiste en un mando a distancia. La máquina permanece apagada y sólo se enciende cuando un cliente, mayor de edad, lo solicita en la barra.

El precio de estos mandos a distancia depende de la distancia hasta la máquina y las dimensiones del establecimiento, aunque ronda los 200 euros. No obstante el equipo se encarece para establecimientos hosteleros ubicados en municipios pequeños y que se encuentran más aislados, ya que las empresas instaladoras cobran el desplazamiento.

Desde el año 2005, todas las máquinas de tabaco incluían un dispositivo para poder adaptarse al modelo del mando a distancia. Sin embargo, y para los establecimientos cuya expendedora sea más antigua, la inversión necesaria oscilará sobre los 2.000 euros.

Algunos establecimientos aún no adaptados a la normativa optan por apagar sus máquinas, aunque continúan vendiendo las cajetillas de tabaco en la barra, cosa que también supondría una multa en cualquier inspección, aunque algo menos cuantiosa que mantener las viejas expendedoras siempre encendidas, que oscilaría entre los 601 y los 10.000 euros.