Trabajar la mantequilla con el queso fresco para untar y el queso azul. Una vez todo bien trabajado se salpimenta y se forman bolitas que se rebozan en el parmesano rallado o en los pistachos picados.
Poner en cápsulas de papel rizado, como si fueran trufas de chocolate, y dejar reposar en frío para que tomen consistencia. Si se quiere se pueden rebozar en perejil, pimentón dulce, avellana picada o almendra laminada. También queda muy bonito si en la presentación se combinan distintos colores.
Los peques de la casa se pelearán por comer estras trufas de colorines y así les aportaremos un plato que además de divertifo es nutritivo.