En un bol, mezclamos todos los ingredientes secos (harina, cacao, levadura, bicarbonato y sal) y reservamos.
Por otro lado mezclamos la leche cortada con el zumo de limón y el extracto de vainilla.
Con una batidora de varillas batimos la mantequilla con el azúcar hasta obtener una textura esponjosa y suave. Bajamos la velocidad y vamos añadiendo los huevos uno a uno.
Ahora, vamos a ir incorporando suavemente a esta crema y alternativamente, una parte de los ingredientes secos y una parte de la leche con el limón y el aroma de vainilla. Comenzaremos añadiendo una tercera parte los los ingredientes secos, y mezclaremos con cuidado; añadiremos después la mitad de la leche y volveremos a mezclar. Repetimos el proceso y terminamos añadiendo el tercio restante de los ingredientes secos. Mezclamos solo hasta incorporarlo, no hay que batir demasiado.
Llenamos los moldes de las magdalenas hasta los 2/3 de su capacidad y horneamos unos 15 ó 20 minutos en horno precalentado a 170º.
Pinchamos con un palillo para comprobar que los pastelitos están cocidos, Los sacamos del horno y dejamos enfriar sobre una rejilla.
Una vez fríos les cortamos el copete y con ayuda de un cortapastas con forma de corazón retiramos la parte central del mismo.
Podemos ayudarnos de un descorazonador de manzanas para quitar un trocito de la parte central del cuerpo del cupcake si nos apetece rellenarlo con mermelada, nata montada, crema de chocolate… lo que nos apetezca. Cubrimos con una buena mermelada de fresa y ponemos la tapa, previamente espolvoreada con azúcar glas.
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